La lealtad del mejor amigo del hombre
Un pequeño perro lleva alrededor de 3 meses esperando afuera del hospital de Wuhan por su dueño que había ingresado por COVID-19 y falleció 5 días después. El jubilado chino no pudo resistir los síntomas del virus y desde entonces el can está todos los días buscándolo.
Los trabajadores del centro médico de Taikang en Wuhan han conocido la historia del perro de 7 años que todos los días se presenta en el lugar y se queda todo el día aguardando en el primer piso del hospital; donde se localiza el supermercado donde trabaja Wu Cuifen.
Loyal #dog waits at a #Wuhan hospital for 3 months after his owner dies from covid-19
7-yo dog Xiao Bao waited patiently for his owner at Wuhan hospital.Staff at Wuhan Taikang Hospital fed Xiao Bao
Xiao's owner died 5 days after being admitted pic.twitter.com/H31Ls2Dsrh— Hans Solo (@thandojo) May 26, 2020
Cuifen es la mujer que dirige el negocio y veía constantemente al leal perrito diariamente, cuando se enteró de la historia gracias al personal del hospital, le permitió quedarse a esperar a su amo. Sin embargo, cuando se enteró del fallecimiento del jubilado, pensó que debía alejarlo del hospital.
Pero todo fue en vano, ya que el lomito regresaba y se quedaba atento a un reencuentro que jamás se llevaría a cabo. Fue entonces cuando Wu Cuifen decidió cuidar temporalmente del perro al que llamó Xiaobao; que significa pequeño tesoro.
Lamentablemente no todos los pacientes estaban contentos con la presencia del perro en el supermercado y pidieron a las autoridades del hospital que se lo llevaran a un refugio. Es entonces que unas enfermeras se pusieron en contacto con una protectora de animales de Wuhan.
Los miembros de esta asociación acogieron sin problemas a Xiaobao y le están buscando actualmente un nuevo hogar. La historia ha sido compartida en las redes sociales y muchos usuarios se han conmovido por la lealtad del perrito.
Algunas personas hasta han logrado comparar las similitudes con el famoso perro japonés Hachiko que esperó en la terminal de metro de Shibuya por su dueño, quién un día había fallecido repentinamente antes de poder llegar a casa con su mascota y amigo.