La pregunta es: ¿qué vamos a comer?
La película española “El Hoyo” es el primer film del director Galder Gaztelu-Urrutia que ha llamado la atención; no sólo por su trama sino por el final abierto y ambiguo que se ha prestado a la interpretación libre del público.
La trama es sencilla en sí, describe a un grupo de personas que se despiertan en una celda de varios niveles con un hoyo en el centro de la habitación. Por él, es que llega una plataforma con comida; pero conforme va bajando, existen menos alimentos para los niveles inferiores.
Todo esto describe una distopía piramidal en la que los primeros en recibir la comida son privilegiados, mientras que el resto va poco a poco sucumbiendo a sus instintos para poder sobrevivir en El Hoyo.
Sin embargo, en un giro de las cosas, los cautivos cambian al azar de nivel y puede que se encuentren de un día para otro al fondo de la pirámide o en la cúspide. Haciendo que exista un círculo vicioso en el que sólo ven por su propio beneficio.
El director, consciente de cada detalle de la cinta y sus personajes, explica que sin lugar a dudas se puede relacionar esta sociedad al capitalismo existente. Sin embargo, existe uno con el que la audiencia se identifica más pues tiene un estándar de moralidad empático para poder cambiar el sistema.
Goreng, ayudado por Baharat, comprende lo que está sucediendo en El Hoyo y cómo las personas reaccionan a lo que está sucediendo; sin pensar realmente en una solución que los saque de esto y mejor concentrándose en sobrevivir el día.
El final abierto tiene muchas interpretaciones que van desde la más optimista en la que Goreng y Baharat consiguen ayudar a la hija de Miharu que está escondida en el nivel más bajo de El Hoyo para que llegue al nivel 0; convirtiéndose en el mensaje y en el factor que cambia el sistema.
Pero el director Gaztelu-Urrutia afirma que para él Goreng ha muerto y que el supuesto nivel más bajo (el 333) jamás existió. Prácticamente el filme trataba de lo que Goreng debería haber hecho desde un inicio.