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Ya van 60 personas que se tatúan la cara de Karely Ruiz con la intención de ganar los 200 mil pesos que prometió

Ahora a cumplirle a todos

Península Indeleble.- Karely Ruiz confirmó que ya van más de 60 seguidores que se tatúan su cara con tal de conseguir el premio que prometió que les daría (y no, ya no es ese que están pensando).

Hace unos días, la creadora de contenido lanzó una convocatoria por la cual entregaría 200 mil pesos entre alguno de sus seguidores que tuviera una tatuaje de ella en su cuerpo, invitación que fue muy bien recibida entre sus fans que sí supieron lo que hizo con otro de sus fanáticos que hasta la “conoció” en persona.

Es así que ahora la influencer ha confirmado que ya van 60 personas que le han confirmado que se tatuaron su rostro en busca del premio que les prometió, y de entre los que dijo que haría una rifa para ver quien es el ganador de los 200 mil prometidos.

“Chicos el primero es para un ganador. Se aclaró desde el inicio. No puede repartirse el premio ya que hay tatuajes donde se esforzaron muchísimo y otros que son miniatura”, comentó la joven desde su cuenta de Instagram como dando a entender que cambiaría un poco la cosa.

Karely Ruiz tendrá que premiar a todos sus seguidores

“Esto es cuestión de suerte y los seguidores escogerán al ganador para que todo sea legal. Mucha suerte a todos y dejen de hablar, ni que ustedes soltaran la feria”, agregó en otro comentario cambiando aquello de la tómbola por una dinámica tipo “ráscale al tatuaje para que no sea de henna“.

La situación ha provocado que surjan montón de comentarios en las redes de usuarios estupefactos de que sí haya gente dispuesta a hacerse un tatuaje de la regiomontana, incluso uno de la misma Karely que rezaba:

“Mas de 60 tatuajes de mi caara. Necesidad o no necesidad, pinche gente bien aventada, los amo. Esa gente que anda ladre y ladre deposíteme y así le damos a todos dinero. Ladran mucho y no hacen nada”.

Por si te lo perdiste: ya aparecieron las ranas que se habían robado del Sr. Frogs en Acapulco y las tenían en el Estado de México.

Adolfo Santino

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