Esa pintura fue la culpable del calor en el verano
Museo de los centennials genios.- Activistas del cambio climático lo volvieron a hacer y esta vez se volvieron a desquitar con una obra artística en un museo.
Seguramente recordarán que en días pasados, estos ambientalistas de la organización “Just Stop Oil” han intentado mancillar obras de Van Gogh y Monet, y ahora le tocó el turno a la pintura conocida como “La joven del arete de perla” del artista Johannes Vermeer, ubicada en el museo Mauritshuis de La Haya.
'La joven del arete de perla'
es una hermosa película
que la música de #AlexandreDesplat
la embellece aún más. pic.twitter.com/UyEyrlzGsO— Lucía Ballesteros🧉🦋 (@_luciacarolin) February 12, 2017
En este nuevo ataque al arte, se ve a un par de manifestantes intentar adherirse al cuadro mismo con pegamento industrial en lo que debe ser resumir a la perfección lo que es la generación centennial.
“¿Cómo se sienten cuando ven algo hermoso e invaluable aparentemente ser destruido? ¡Se sienten furiosos! Así deberían sentirse cuando ven que el planeta está siendo destruido frente a sus propios ojos”, explica el otro sujeto que todavía tenía las orejas libres.
BREEK – Meisje met de parel van Johannes Vermeer besmeurd in #Mauritshuis. pic.twitter.com/XzAZTOoBv9
— Steven Bakker (@Kolpen) October 27, 2022
Mientras el sujeto quedado adherido al cuadro, otro manifestante vertió puré de tomate encima de él confirmando que la comedia de los pastelazos está más viva que nunca.
“Esta pintura está protegida por un cristal, estará bien. El futuro para los niños no está protegido”, agregó el activista concientizando al mundo de la importancia de cuidar el planeta para estas nuevas generaciones de sabios que vienen.
La pintura en cuestión fue elaborada en 1655 por el pintor neerlandés, y se trata de un retrato de una mujer “tronic” ataviada con un exótico turbante y un arete de perla en la oreja, la cual a pesar de que siempre se aseguró que fue imaginaria, siempre se ha dicho que se parece mucho a la actriz Scarlett Johansson.
Ahora solo queda esperar que las leyes en los Países Bajos respecto al vandalismo y la destrucción de propiedad ajena sean lo suficientemente rígidas para que no volver a ver a estos activistas en lo que resta de la década.