Ya ni se puede ver de tanto humo
Sedemequis, México: El Sistema Unitario de Contaminación e Intoxicación del Oxígeno, SUCIO, reporta que el aire del valle de México ha estado más opaco que de costumbre. El primer estudio se realizó el lunes pasado, cuando los niveles de puerquez aérea llegaron a niveles nunca antes vistos.
Al principio, este sucio fenómeno se le atribuyó a las millones de personas que usaron sus vehículos para llegar a las ofertas 2×1 en cierta tienda de Chilpancingo. Sin embargo, un estudio más profundo realizado por el Laboratorio Acción Nacional, arrojó los definitivos y preocupantes resultados.
Según estas mediciones, el aire comenzó a llenarse de humo desde hace un par de semanas, cuando el ex secretario de PEMEX, Emilio Lozoya, aterrizó en México. Esta teoría explicaría por qué el pobre hombrecillo comenzó a sentir dolor y requerir hospitalización justo al llegar a los aires de la CDMX. Sin embargo, la investigación fue más allá.
Una vez descartada la teoría de la maldición de Moctezuma, se llegó a la conclusión que fue la misma presencia de Lozoya la que generó una gran cortina de humo, un fenómeno paranormal que tiene asombrada la comunidad científica del CONALEP.
Un par de días después, los niveles de humo crecieron inexplicablemente cuando el expanista y artista frustrado, Ricardo Anaya, fue acusado de haber recibido moches durante el sexenio de EPN; esta noticia no causó sorpresa, pero sí mucho humo.
RICARDO ANAYA SE ENTERA DE LAS ACUSACIONES DE LOZOYA
Y finalmente, los niveles más preocupantes de humo en el ambiente se alcanzaron cuando el cabecita de humo, AMLO, presentó el avión presidencial para que la gente conociera el interior del lujoso vehículo. AMLO insistió en que el exterior del avión no indigna lo suficiente, sino que “lo de adentro es lo que cuenta, y cuenta mucho”.
Se espera que las próximas lluvias ayuden a disminuir los niveles de humo en el ambiente, sin embargo, con cada mañanera, parece que el exceso de humo será algo con lo que tendremos que lidiar, además del COVID.
