Vogue ya la busca para su próxima portada
México.- Después del éxito presentado por personajes como Yalitza Aparicio que llevaron el concepto de belleza a otro nivel, miles de jovencitas mexicanas están saltando a la fama gracias a ese tipo de estética que reconfigura lo realmente hermoso de los latinoamericanos.
Sin embargo, una chavita de 22 años con gustos diferentes por Tool, el frío, el té chai, y que no juzga a un libro por su portada, activista y madre de 6 gatos callejeros, está robando, qué digo robando, arrebatando los corazones de medio internet.
Sus comentarios inteligentes, no como las demás y sobre todo relevantes para cada ocasión exponen su libre forma de pensar en su Instagram, convirtiéndola en una de las influencers más poderosas después de Yuya.
Su nombre continúa siendo un misterio, sin embargo, el hecho de que sea bisexual no binaria, ferviente lectora de Carl Gustav Jung, poeta, salvaje, pintora, bailarina, fotógrafa, hermana de todas las mujeres, la ha convertido en uno de los símbolos sexuales que calientan la entrepierna de todos los hombres que entran en contacto con sus almendrados ojos.
En este respetado medio de comunicación no nos queda más que admirarla y traerles las mejores fotos de esta niña preciosa con peinado de honguito que se postula a ser una de las mujeres más bellas según la revista Vogue.
Su belleza es única y en sus palabras (que copio de internet) no ambiciona nada más que el conocimiento, una vida que valga la pena vivirla…
Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;
que todo aquello que toco ya lo he tocado;
que soy prisionera de un interés indecente;
que cada convalecencia es una recaída;
que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;
que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;
que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía reconocer quién soy;
que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;
que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;
que no saldré nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada;
que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;
que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura;
que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.