Te decimos por qué irle al Cruz Azul es igual a estar enamorado en la época millennial

Te decimos por qué irle al Cruz Azul es igual a estar enamorado en la época millennial

por Yisus

El Amor y el Cruz Azul: una ilusión

Estadio Azteca.- Existen muchas semejanzas entre la afición por el Cruz Azul y el amor en los tiempos millennial. Desde el placer y la ilusión que se sienten al principio de una relación, hasta la decepción y el volver a ilusionarte con la misma persona. Es por eso que El Deforma te deja aquí una breve reflexión al respecto.

En la época millennial, una historia de amor comienza muy padre: todo va muy bien durante algunos meses, hay besos, caricias y memes compartidos hasta que de repente alguno de los dos desaparece o deja de existir en redes sociales y de responder mensajes, ya ni siquiera los lee, provocando desilusión y tristeza en la otra persona.

Soldados caídos; el amor en tiempos millennials.

Algo muy similar pasa con la pasión por el Cruz Azul. Al inicio de la temporada todo va muy bien, el Azul gana partidos, la afición no se quita la playera, comparten memes sobre el poder de la Máquina, y entonces, algunos meses después, ya en las finales, un gol en contra en el último minuto les provoca tristeza y desilusión a los aficionados.

En este video se ve a un aficionado cementero llorando y bebiendo alcohol por la decepción que le provocó su equipo. ¡Cuántos más, Cruz Azul, cuántos más!

Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte, sin embargo el desamor y la pasión por el Cruz Azul son las cosas más difíciles de afrontar para un ser humano en estos tiempos. Los valientes que en pleno siglo XXI aún creen en el amor, o que siguen apoyando al equipo capitalino, llegarán a un punto en el que ya nada podrá lastimarlos.

Lady Cemento ha sido de las grandes afectadas por las promesas del equipo Azul.

Después de un periodo de vacación, en la siguiente temporada, regresa el novio (o novia) que desapareció… y el Cruz Azul también. Ambos vuelven con promesas de que ahora sí todo va a cambiar, de que por fin ha llegado el momento, de que ahora sí quedarán campeones y que la ilusión del amor y el fútbol permanecerá, esta vez para siempre.

Jugadores cementeros siendo eliminados en el último minuto del partido. No importa cuando leas esto.

Y aunque la decepción ocasionada meses atrás fue muy grande, dejando al romántico millennial y al aficionado azul con la carita empapada esperando rosas, este par de ilusos, con todo y dudas, volverán a creer y a tener fe en que todo sacrificio tiene su beneficio. Esto se repetirá por lo menos dos veces al año o hasta que alguno de los dos decida romper esta relación codependiente.

En el caso de los millennials es posible romper el ciclo; en el caso del Cruz Azul, no.

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