Etnólogos descubren que la canción de "Dale, dale, dale, no pierdas el tino" en realidad es un reggaetón

Etnólogos descubren que la canción de “Dale, dale, dale, no pierdas el tino” en realidad es un reggaetón

por Lui

Si necesitas reggaetón, dale… dale, dale

México Mágico.- Un grupo de etnólogos* descubrió lo que muchos ya sabían y otros temían que fuera verdad: la canción tradicional de las piñatas es en realidad un reggaetón, un reggaetón lento, de esos que no se bailan hace tiempo.

Después de una investigación etnográfica y un complejo análisis del discurso de la letra, los estudiosos confirmaron que ese “dale, dale, dale” fue de los primeros reggaetones de la historia. Según explicaron, la cancioncita antes tenía las palabras mami y duro, de hecho, al ponerle dichas palabras, la canción vuelve a ser un auténtico reggaetón:

 

“Dale duro, mami,
dale, dale, mami,
no pielda’ el tino, mami,
polque si lo pielde’,
pielde’ el camino, mami,
(duro, duro, duro),
ya le di´te uno, uno, uno,
(duro, duro, duro),
ya le di’te do’ do’ do’
(duro, duro, duro),
ya le di’te tre’ tre’ tre’…
y tu tiempo se acabó.”

Sin embargo, porque la canción era más larga e incitaba al perreo intenso, fue transformándose en lo que ahora cantamos. Incluso, algunos adolescentes le agregaron el clásico: “Ya le diste uno, ya le diste dos, ya le diste tres y tu tiempo se acabó ALV”. Y los más refinados dicen: “…y tu tiempo se acabó, órale, Clarita, a chingar a su madre”.

Aunque algunas personas están en desacuerdo de que se cante un reggaetón durante las posadas, otros más aseguran que esto puede ayudar a no sentir tanto frío debido a que el clima se pone bien caliente si escucha ese perreo de las posadas. Además, estas cekevracuibes siempre han sido algo ñeras, no olvidemos que en las letanías hay una frase digna de haber sido escrita por el Brayan:

“Pues si es una reina
quien la solicita,
¿cómo es que de noche
anda tan solita?”


*Nota importante:
“un etnólogo” es casi igual que escribir “un antropólogo”, pero así se les dice cuando los antropólogos son más campestres y les gusta andar de mochilazo buscando honguitos recreativos.

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