A este paso los empleados van a tener que pagarle al patrón el aguinaldo
Fábrica de chocolates mamilas.- A un tal chef José Ramón ya lo balconearon por andar queriendo cobrarle a sus empleados por trabajar con él, bajo la argucia de que eran “multas”.
El sujeto es dueño de una confitería en la ciudad de México llamado “Que bo! Chocolatería” (así, sin el signo de admiración que abre como si fuera inglés o jerga de las redes) ahora ha sido denunciado en las redes por los mismos trabajadores de su local quienes dieron a conocer el “reglamento interior de trabajo”, el cual incluye un sinnúmero de “multas” a los trabajadores inventadas de manera dracónica por el tal José Ramón.
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“Un retardo causa una multa por $200”, “Microondas sucio $200”, “Por favor y gracias $50”, “El uniforme limpio y planchado, el no cumplirlo tiene una multa de $200”, entre muchas otras locuras reglas que el sujeto impone a sus empleados dentro de su negocio, exprimiendo así al máximo el mínimo poder que la vida le dio.
La lista de “multas” sigue y sigue, siendo en todas el común denominador la búsqueda de bajarle dinero a sus propios empleados, por si creían que Scrooge no podría ser un día superado
“No depilarse o rasurarse $200”, menciona en algún punto el lampiño cocinero.
Como dijimos, la denuncia en redes fue hecha por el propio personal de la chocolatería, quienes filtraron el reglamento completo.
Los mismos empleados exponen que el extraño hombrecillo les dijo que “si vivían lejos, era mejor conseguir un cuarto cerca, y que al final de la semana les daban $250 y si querían comer debían llegar a las 6 am”. Bueno, esos $250 que eran para “comer” pueden ser usados para pagar multas cada que maldices por machucarte un dedo.
Parece ser que las listas de lugares que tratan a sus empleados peor que esclavos sigue aumentando y la neta nadie debería pasar por ello, ni siquiera los que tuvieron la osadía de estudiar comunicación o diseño.
Seguiremos explotando, dice el chef.
Y por si se te pasó: en Oaxaca metieron a la cárcel a unos borregos que por comerse el pasto ajeno.