“Estamos salvando el medio ambiente quemando libros”
Ottawa de las piras.- En Canadá están quemando libros clásicos que fueron escritos hace más de 100 años para combatir el racismo y la discriminación, en un movimiento propio de genios que aliviará las buenas conciencias de todo aquel que gusta de ver peleas en los juegos de hockey.
Se trata de los libros Las Aventuras de Tintín en América, Astérix en América y Pocahontas, mismos que fueron mandados a quemar por una asociación de escuelas canadienses que consideraban el contenido de estas obras como “obsoletos e inapropiados”.
Canada: Tintin, Asterix, Lucky Luke … We explain the controversy surrounding the 5,000 books destroyed by a group of Catholic schools https://t.co/WBqUG5t425
— Blaze Trends (@theblazetrends) September 12, 2021
La autoreconocida “guardiana del conocimiento indígena”, Suzy Kies, opinó que los originarios representados en esas obras infantiles eran “poco fiables, vagos, borrachos o estúpidos perpetuando de esta manera una imagen inadecuada de las personas nativas”, aseguró la también vegana e intolerante a la lactosa.
Canadá está salvando al mundo quemando libros de hace 100 años
En la quema pública amigable con el medio ambiente se incineraron 30 ejemplares y posteriormente se usaron las cenizas para plantar un árbol (ya que el papel quemado funciona como enraizador).
“Con esta ceremonia se pretende acabar con los estereotipos, racismos y la discriminación hacia los pueblos originarios”, aseguró el piromaníaco encargado de quemar las tiras cómicas que resultaron ser de suma peligrosidad para el porvenir de los niños canadienses que ni siquiera los habían oído hablar de ellos.
Schools in Canada burned 5,000 Tintin and Astérix children’s comic books written and drawn by creators in Belgium and France, over concerns they may be racist. https://t.co/8dq7Fgr2o1
— Christine Duhaime (@cduhaime) September 7, 2021
La asociación también aseguró que “con este acto de ‘purificación’ enterramos las cenizas del racismo, la discriminación y los estereotipos con la esperanza de hacer crecer en un país inclusivo donde todos puedan vivir con prosperidad y seguridad”.
Ojalá los canadienses nunca tengan contacto con los libros de Condorito o Memín Pingüin porque les da el soponcio.