¡Wey, nooo, El Santo!
2020 – A los boomers y a los millennials más viejos les encanta decir que esta generación se ofende por todo, pero son los primeros que andan chillando cuando alguien pinta un Zapata en tacones o a un encuerado con la máscara del Santo. Esto último acaba de pasar ayer y morimos de la risa de que suceda en pleno 2019.
El Hijo del Santo, famoso por exprimir hasta la última gota del legado y la imagen de su padre, expresó en su cuenta de Twitter indignación por una pintura de Fabián Chairez, el mismo autor de la pintura de Zapata en tacones que causó tanto drama hace unos días.
Así, este luchador, macho alfa, máscara de plata, carro convertible y capa con lentejuela, fue de bebecito a arrobar al Indautor y al IMPI preguntándoles qué opinan de la pieza. En realidad, la obra no tiene nada de extraño, o al menos, no entiendo por qué causa el escozor que causa la obra de Zapata.
La neta, padre, es sólo un vato flaco encuerado y con la cabeza recargada en el muro de forma melancólica. Su mano estirada parece estar tratando de recuperar algo que ha perdido. Nada del otro mundo Pero tal parece que el cuerpo del Hijo del Santo solo resiste una (1) referencia a la figura del enmascarado de plata como icono de la masculinidad mexicana en un contexto de cuestionamiento para invitar a la reflexión… o lo que sea que haya querido decir el artista, soy una persona normal y adiós.
Acá otra pintura con la máscara del Santo del mismo artista
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El Hijo del Santo contra el uso inapropiado de la imagen de su padre: La peor película del mundo
Sea como sea, este humilde becario, que ni terminó, ni terminará, la prepa, ve muy improbable que la demanda proceda. El Hijo del Santo ya ha demandado a muchas personas antes por el uso ilegal de la imagen de su padre, notablemente a una taquería famosa, pero entrando en el terreno del arte, la parodia y la libertad de expresión, pues es un tema aparte…
No sabemos, como tampoco sabemos qué va a pasar con el Zapata entaconado de Bellas Artes o qué pasará con nosotros en esta vida llena de incertidumbre. Lo que sí sabemos es una realidad innegable: Todos se ofenden por todo. No hay una generación de cristal u otra, la verdad es que todavía tenemos un gran apego a nuestros símbolos, sean estos playeras del América, canciones feministas de protesta o líderes campesinos convertidos en símbolos patrios. Por eso, como dijo Sonic Youth: MATA A TUS ÍDOLOS
