Ups…
México.- Mientras tu logras gozar de tu deliciosa cena navideña y la sobremesa que acompaña, El Deforma se da a la tarea de reunir sus mejores argumentos pedagógicos para explicarle a tus hijos una dura y cruda realidad sobre la Navidad, Santa y demás cosas bonitas que seguro están gozando en este momento.
Para todos aquellos chiquitines que esperan con ansias locas la llegada de Santo Clos, les tenemos una buena y una mala noticia.
La buena es que hay salud
La mala es que Santa no va a venir
Así es. De acuerdo a datos arrojados por las principales universidades del mundo, la magia no existe. Por ende, Santa no es un ser real, ya que un ser gordo, blanco y probablemente misógino, no cabe por una chimenea, mucho menos por la ventanita de tu baño si vives en un departamento diminuto en la CDMX.
Ahora bien, ¿cómo se lo decimos a un niño que Santa no existe sin que llore?
Así nada más, los sentimientos de los niños no le importan a nadie. En 1994, entré a la recámara de mis padres con una cuestión en mi mente. Miré con firmeza los ojos sin brillo de mi padre, le pregunté, no pudo contestarme. Por su parte, mi madre detuvo su tejido bajando ambos ganchos para decirme cabizbaja: los reyes no existen.
Mi mundo se derrumbó. Lloré toda una noche. Una galería de momentos maravillosos junto al árbol pasó por mi mente como un tormento. Pedazo a pedazo, intenté reponerme días después para preguntar: ¿pero todavía puedo tener regalos? Me lo negaron cruelmente.
Desde entonces no he vuelto a sentir alegría o satisfacción alguna. Voy de Miniso en Miniso buscando algo con lo que nunca podré reencontrarme: obtener cosas gratis gracias a la magia. Eso fue y nunca volverá a ser.
Así que disfruten mientras pueda, háganse guajes y tengan regalos hasta los 13, es mi recomendación.