¿Antes o después de los trancazos?
México.- En noticias locales, varios medios han reportado el fraterno pero muy homosexual beso que se dieron dos hombres de mediana edad mientras “neteaban” borrachos en dos sillas en el garage de la casa.
De fondo se escuchaba “Mi mayor anhelo”de la Banda MS, el escenario ideal para mantener las emociones a flor de piel. Como en toda fiesta casera, la audiencia disminuyó confirme la música banda aumentaba.
Fue entonces que Memo y Lalo descubrieron en su amistad un pilar para sus existencias. “Wey… te quiero, caon, no neta, te amo we”, se decían mientras se mantenían abrazados con un brazo, y con el otro sostenían su caguama.
Repentinamente, el caldo de pasiones comenzó a hervir hasta el punto de ebullición, pues a un inocente “voy al baño”, le siguió el “te acompaño”, abandonando sus sillas Carta Blanca a su suerte.
Borrachos, pero más que borrachos, amigos, sino es que hermanos
Tras echarse una firma, ambos regresaron para cambiarle a la música, descubriendo que estaban completamente solos. Comenzó el momento de las confesiones, y con esto empezaron a brotar las lágrimas.
El abandono de Dulce Belén y las huidizas respuestas de La Barbie fueron los motivos para desertar en el amor y enaltecer la amistad ante todo. “We, tú sí me entiendes”, y de la compresión a la pasión, sabemos que solo hay un paso.
El beso comenzó como un gesto fraternal en el cachete, “es de juego”, se decían mientras intentaban sostenerse con abrazos. “Ya we, si me lo vas a dar, dámelo bien”, y como un reto entre dos hombres muy hombres, sus labios se posaron en los labios de él.
Esa noche, la música fue su cómplice, pues “El amar y el querer” danzaba junto al movimiento de sus labios. Me gusta pero me disgusta. Entre risitas y miradas al piso para no cerrar el ciclo del homoerotismo, ambos detuvieron las caricias y decidieron ir a dormir, uno al sillón, y el otro junto a su mujer.
Al día siguiente, no existía rastro de dicho evento, tan solo un par de húmedos recuerdos que guardarán por el resto de sus días, o hasta los XV años de Marilú, evento en el que entre broma y broma, la verdad finalmente se asomaría.
Este es el primer capítulo de mi novela homoerótica: “Dos compas, una pasión”. Síganme en mis redes sociales para el capítulo 2.
Hasta la próxima.