La porra del América recibe a Memo Ocho... ¡Perro Rabioso se roba la tarde!

La porra del América recibe a Memo Ocho… ¡Perro Rabioso se roba la tarde!

por Jovinho Estrada

Un ídolo ha llegado a México

México.- Un contingente de la porra del América compuesto por cientos de Kevins, Brayans y Juanes se dio cita en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para convivir con su más grande ídolo, uno que los representa como ningún otro y en quien han depositado todas sus esperanzas. Nos referimos al Perro Rabioso.

Ah sí, y para recibir a Guillermo Ochoa. Es más, en realidad iban para recibir a Paco Memo (aka. François Memè), quien vuelve a las Águilas luego de unas merecidas vacaciones de varios años en Europa. Sin embargo, un ídolo de verdad le robó los reflectores.

 

Su nombre es Emilio, aunque cuando le preguntan se hace llamar “El Perro Rabioso”. Se hizo viral hace un mes por un video en el que le manda un cordial saludo a Edson Álvarez, para después hacer su grito característico. Desde entonces, cientos de memes, videos, gifs y stickers con su rostro han rolado a lo largo del internet.

Y cuál fue la sorpresa de los aficionados que iban a recibir a Paco Memo, cuando notaron que el mismísimo Perro estaba presente. Entonces, olvidándose del portero, se pusieron a vitorear y celebrar a la nueva estrella del ciberespacio.

Los exquisitos dirán que la gente en realidad grita “meeeemooo, meeemooo”, pero nosotros estamos seguros que dicen “peeeerrroooo, peeeerroooo”. En fin, crean lo que quieran creer. Lo cierto es que el Perro causó sensación y nos dejó estos bonitos momentos:

https://twitter.com/SUPERMEGAMEMES/status/1161389057190105088

Incluso le pidieron fotos y toda la cosa:

https://twitter.com/RockRetorna/status/1161384441232732160

Y hasta sacó sus dotes de análisis deportivo, seguro le anda quitando la chamba a varios despistados:

Y aunque al final ya se le veía cansado de que le hicieran la misma pregunta meca, se ve que el Perro se tomó muy bien su nuevo estatus de influencer. Eso sí, no creemos que nadie le haya dicho con toda confianza: “Oye, Perro, que chingue a su madre el América”.

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