Te venimos analizando lo que viene siendo esa ofensiva palabra
Tortillería “Mi Luchita”.- Muchos se preguntarán por qué tanto alboroto, argüende e indignación con la inocente palabra «tortillera». Sabemos que el idioma y las palabras son libertad y responsabilidad del hablante; es decir que cada quien utiliza la lengua como mejor le plazca (la lengua española, tío).
Pero últimamente el Facebook se ha puesto fresa con la palabra que designa a la persona que se dedica a hacer tortillas, y ha comenzado a censurarla. Por ello, hemos contratado a un grupo de lingüistas del Instituto de Investigaciones Memísticas de la Universidad de Estocolmo para que nos digan todo lo que necesitamos saber del ofensivo vocablo «tortillera». Abro hilo:
1. Vamos por el principio. En español, la creación de palabras suele ocurrir por derivaciones de un vocablo inicial, como perreo que nació de perrear que, a su vez, nació de perro (qué culpa tienen los perritos).
2. Es lo mismo con «tortillera», que deriva de «tortilla», la cual proviene de «torta» (es su diminutivo). Y aquí algunos estudiólogos eructitos afirman que torta viene de «torcer», pues la masa de la torta (y de la tortilla) se tuerce.
3. De ser así, la “tor” de “tortilla” es la misma “tor” de “torcer”, o “tormento”, o “tortura” (todas estas palabras relacionadas con un movimiento de torción). De donde se deduce que…
4. Cuando pronuncias la “tor” de “tortillera”, estás pronunciando indirectamente la misma “tor” de “tortura” y “torturar”. Y eso te convierte en un insensible cerdo capitalista consumista clasista y elitista que normaliza las formas modernas de la esclavitud, como el honrado trabajo de hacer tortillas. Mal, muy mal.
5. Luego tenemos el problema del género gramatical. ¿Por qué sólo «tortillera» está prohibida y no «tortillero», «tortillere», «tortillerx»? ¿Por qué hay una «doña pelos» y no un «don pelos», o un «doño pelos» o un «doñe peles» o une «den pelxs»?
6. Por si fuera poco, viene la terrible confusión léxica ocasionada por la polisemia, la anfibología, la ambigüedad, la bisemia, el morfema y el mamema. O sea que no es lo mismo «tortillera» en México que en España, pues la tortilla española (y, por lo tanto, la tortillera) nada tiene que ver con esa deliciosa ruedita de masa que hace taco al taco.
7. De modo que, si utilizas en un contexto no muy claro la palabra «tortillera», el interlocutor no sabrá si te refieres a la persona que está en la tortillería, o la que prepara tortilla española, o la “máquina tortillera”, o a la “Industria Tortillera”, o incluso al objeto que guarda las tortillas (aunque es más común decirle “el tortillero”).
8. Por otro lado, qué feo decirle «tortilla» a ese alimento sagrado mesoamericano. El nombre en náhuatl es «tlaxcalli», que pudo haber evolucionado a “tlaxcale”, entonces la persona que se dedicara a hacer “tlaxcales” sería una “tlaxcalera”, y la “tortillería” sería una “tlaxcalería”. (Idea millonaria: abre una tortillería en la Roma o la Narvarte y ponle “Tlaxcalería”, los millennials alternativos enloquecerán).
9. Ah, por si te lo preguntabas, «Tlaxcala» significa “lugar de las tortillas” y no “lugar de las escaleras eléctricas”, pero esa ya es otra historia.
10 Lo importante de aquí es que todo el mame de la tortillera pudo haber surgido de la mismísima RAE que registró en su diccionario el sentido despectivo de la palabra: