Desde no encontrar casa hasta no encontrar trabajo
La TAPO.- Para los chilangos, el sueño chilango consiste en imaginar una ciudad ideal donde que todo lleve bolillo, o el metro no esté tan lleno, o haya más estrellas en el cielo, o no haya tanto tráfico. Pero para los de provincia que llegan a vivir a la CDMX, el sueño chilango consiste en poder hacer una vida decente y digna (además de que ya no les digan que son “de provincia”).
Sin embargo, conquistar el sueño chilango cuesta mucho sudor, lágrimas, sangre, gastritis e insomnio, lo que te hará preguntar: ¿valdrá la pena salir de mi terruño para emigrar a la CDMX?. Sí, sí vale la pena cada maldito minuto que pasas en la CDMX, pero debes saber que sólo los más valientes logran domar a la primera a esa bestia feroz de la capital, el resto deberá superar una serie de obstáculos y no la tendrán nada fácil.
Veamos entonces cuáles son las pruebas más duras que un provinciano poco experimentado enfrenta cuando llega a la ciudad de las guajolotas. Después de haber superado todos estos obstáculos, podrás recibir tu título de “chilango adaptado y adoptado”. Toma nota:
1. Las rentas son muy caras y te piden hasta las esferas del Dragón
2. Es muy difícil conseguir un empleo que te ayude a pagar todos tus caprichos
3. Comienzas a vivir con roomies y eso te hace extrañar el calor de tu hogar
4. Te das cuenta de que es una pesadilla la dieta de sopas instantáneas y latas de atún
5. Tomas la ruta equivocada y, en lugar de llegar a la Condesa, llegas a Iztapalapa