Y desde eso momento no lo dejas en paz
México.- En tu infancia las cosas más simples te daban felicidad, como la hora del recreo, llegar a ver Dragon Ball o jugar una reta con una botella de Frutsi. Pero a esta corta edad, el diabólico y libidinoso ser que yacía en tu interior, comenzaba a despertar.
Y fue durante esa novel etapa que tú y tu ganso tuvieron sus primeros escarceos con la cochinada. Pues a pesar de no tener nada explícito a tu alcance, la vida te llenaba de pequeñas señales que hacían que despertaras tu atracción hacia las curvilíneas siluetas femeninas.
Para recordar esa etapa de chamaco nalgas meadas pero bien calenturiento que eras, te dejamos algunas cosas o situaciones de tu infancia que hacían emocionar a ese ganso el cual hoy no dejas en paz: