Joven informado de 34 años descubre que la publicidad es un engaño a los ojos

Joven informado de 34 años descubre que la publicidad es un engaño a los ojos

por Jovinho Estrada

Hemos vivido en el engaño

El Patio de mi casa.- León López Lozoya, joven de 33 años quien desde hace tres décadas habita la alacena debajo de la escalera en la casa de su madre, acaba de tener una semana llena de revelaciones y descubrimientos que terminaron por cambiar su forma de ver el mundo y al maldito sistema retrógrada que nos controla.

Este joven informado, quien todos los días lee La Jornada, Proceso y comparte las publicaciones de La Silla Rota y Regeneración (antes de que el gobierno las borre), descubrió esta semana que la publicidad de la comida es un vil engaño, que los alimentos en la vida real no son esas suculentas delicias que nos muestran los comerciales y que las quesadillas no siempre llevan queso.

El despertar de su conciencia se dio cuando, cansado del guisado de haba que siempre prepara su mamá, decidió ir por una Big Mac a McDonald’s; y es que, a pesar de que odia al capitalismo, León guarda un bonito recuerdo del lugar porque ahí jugaba cuando era niño, por lo que se permite una o dos hamburguesitas al mes.

EL LUGAR DE LOS HECHOS

Pero en esta ocasión, al ver la diferencias entre la hamburguesa que le entregaron y la que se encontraba en el anuncio, León sostuvo que esta era la evidencia máxima de la forma en la que los medios nos manipulan y “nos crean necesidades que no tenemos”.

“Es indignante que nos ofrezcan una hamburguesa esponjosa, reluciente, con humo saliendo de ella y el queso recién derretido… y a cambio nos den esta hamburguesa esponjosa, ligeramente opaca, con carne normal y el queso recién derretido. O sea, sí está muy rica, pero no se vale que nos traten así”, comentó el joven enfurecido.

León ya desarrolló un plan para denunciar cómo toda la publicidad nos engaña al no entregarnos la dosis exacta de “esponjosidad” y humito que nos prometen. Consistirá en grabar un documental e inventar hashtags incendiarios. A 10 días de haber empezado, ya logró convencer a su tío y a un bot, pero Twitter lo bloqueó por estar mandando spam. Aún así, este joven informado de 33 años se mantiene firme en su intención de cambiar el mundo.

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