“Aquí no permite ser intolerante”, decía un mensaje
Museo de Memoria y Tolerancia.- Augusto Requenes, hombre conservador de edad media acaba de incursionar en las redes sociales, luego que de sus hijos le enseñarán cómo usar Facebook.
Al principio estaba fascinado de poder ver tantas noticias y vídeos con sólo darle “scroll” en su celular inteligente, hasta que descubrió que podía comentar debajo de cada post, pensando inocentemente que se trataba de un espacio para dar libremente sus opiniones pseudointelectuales.
“Yo pensaba que en la sección de comentarios podía uno dar su opinión sobre lo que a uno le gustaba o no, vaya, nuestra opinión, pero ya ví que no”, confesó el hombre atemorizado después de haber recibido por inbox cantidad de amenazas, algunas de ellas bien escritas, luego de dar su opinión sobre el pan de muerto.
El ingenuo hombre cometió la equivocación de dar su opinión sobre cuáles costumbres no le gustan, además que osó comentar su desacuerdo respecto a un político redentor, lo que originó que le llegaran ofensas en mayúsculas a su bandeja de mensajes.
“Parecían amenazas de extorsión, pero luego vi que me reclamaban por atreverme a opinar. Hasta me dijeron que estaba vendido, pero a mí nunca me ha llegado un cheque por opinar, ¿alguien sabe si me tengo que inscribir en algún lado para que paguen?”, le preguntó al reportero que lo estaba entrevistando.
Después del susto, se espera que don Augusto sea más cauto y reservado al expresar sus comentarios en esos lugares que son las redes sociales, pues como ya vio, ahí no se tolera no ser buena ondita.
Lo que más le molesta al arisco hombre es que los mismos mensajes que le llegan al Facebook, también le llegan a su correo electrónico, lo que lo ha hecho meditar sobre volver a cerrar su cuenta y volver a ser el hombre feliz que era hasta hace poco.
Augusto podría volver al anonimato en su toda justificada KuKuxlaneiMachiProgreidad.