Ya lo hicieron enojar
Jalisco.- La pandemia del Covid-19 sigue dejando afectaciones en todo el país. Algunas de ellas, son de tipo espiritual. Precisamente uno de estos momentos de ofuscación invadió a Enrique Alfaro, Gobernador de Jalisco, el día de ayer. Tanto, que sus gobernados se llevaron tremendo insulto.
“Déjenme platicarles algo”, escribió Alfaro en un importante mensaje a la ciudadanía (desde Facebook). “Hace un rato, después de una jornada muy pesada de trabajo me senté solo antes de comer. Traía mi cabeza dando vueltas, me sentía muy cansado y no tenía hambre”, relata el Góber en una carta que pudo haber escrito Nietzsche.
En el documento, relata que el Secretario de Salud (no recordamos su nombre) le informó que durante el día hubo cuatro fallecidos y 18 contagios en el estado. Esta información desató en Enrique Alfaro un desespero que obnubiló su alma y lo llevó a pensar que era el fin, que no había mañana, que todo estaba perdido.
Pero en eso, su hija, Natalia, apareció ante sus ojos. Y Enrique Alfaro lo supo. Entonces, escribió, fúrico: “Ni madres que nos vamos a rendir. Ni madres que vamos a aflojar el paso. Es por ellos, por nuestros hijos, por nuestros padres, por los que amamos”, incluso expresó que: “Es por la gente consciente que cumple con su responsabilidad y también por los pendejos que siguen sin entender”.
A VER A VER, ¿QUÉ DIJO?
Enrique Alfaro be like pic.twitter.com/9xFRgsbCOH
— Jovinho (@jovinho_est) April 24, 2020
Sí, Alfaro les dijo pend…
Ojo, la palabra “pendejo”, en sentido estricto, se refiere a los vellos que crecen alrededor de la zona genital. También designa a alguien de escasa inteligencia. Fue a ellos a los que se refirió Alfaro, al señalar que muchos siguen sin hacer caso de las recomendaciones para frenar el Coronavirus.
Aunque las intenciones del Góber era levantar(se) el ánimo, seguir luchando y gritar al cielo “No, ni madres”, le salió un poco el tiro por la culata y ahora no pocos se sienten aludidos. Sólo esperemos que, aludidos o no, esta vez sí se queden en casa.
Aquí el texto completo de Enrique Alfaro:
