Reseña de "Mi Pobre Angelito" por si tenías pensado verla (otra vez) en estos días

Reseña de “Mi Pobre Angelito” por si tenías pensado verla (otra vez) en estos días

por Adolfo Santino

Neta, ¿a qué se dedicaba el papá de Kevin?

Norte de Chicago.- Además del ponche, los buñuelos y ver que a tus tíos se les suba las copas, para esta época del año a todos nos llega un repentino e incontrolable deseo de ver “Mi Pobre Angelito” que no podemos saciar más que viéndolo. A todos, dije.

Mi Pobre Angelito explicado por fin

Esta cinta de 1990 se ha convertido en todo un clásico navideño y habemos muchos que si no la vemos, nomás no se siente Navidad.

En años pasados, no se podía encontrar ninguna de las películas en las plataformas de streaming, pero gracias a Dios que nade estos días, ya está en Disney +, inclusive la 3 que es insufrible.

Vamos a dejar claro algo, ese año que salió la película, tanto el director Chris Columbus, como la “mamá de Kevin”, Catherine O’Hara, el papá John Heard eran estrellas consolidadas en el mundo de Hollywood, y ni se diga Joe Pesci, el ladrón principal, quien venía de ganar un Óscar por su magnífica interpretación de la película “Buenos Muchachos”. A todo esto hay que sumarle que la música estuvo a cargo de John Williams, quien hizo la música de “Tiburón“, “Star Wars”, “Indiana Jones”, entre muchas otras. Es decir, la película fue hecha para que fuera un éxito y no fue “coincidencia” que lo fuera.

La trama es de lo más simple: un niño es dejado por error en su casa para las fiestas navideñas mientras ellos vuelan a París (¿en qué trabajaba el Sr. McAllister para llevar hasta la familia del gorrón de su hermano? Sabrá Dios…), y al quedarse solo en casa, se tiene que enfrentar a unos ladrones que querían aprovechar precisamente que las personas salían de vacaciones para vaciar las casas.

La película dura 1 hora 50 minutos, y no es sino hasta el minuto 1:16 que sale la primera “travesura”, secuencia que dura 7 minutos exactos, es decir, por lo que recordamos la película es algo tan escaso que ni siquiera se entiende por qué creemos que “Kevin les hace tantas cosas a los ladrones”.

Ninguna de las bromas, tramas o secuencias soportaría el paso del tiempo desde el hecho que actualmente habría cámaras de seguridad, celulares o que ni de broma una familia podría llegar al aeropuerto para alcanzar un avión sin pasar por los horribles cercos de seguridad.

¿Por qué la recordamos, entonces?

Aquí les va: es por el hecho del planteamiento de la película y la convivencia navideña caótica que nos hacen vernos reflejados en la peli, además de la tranquilidad que da ver una mansión enorme rodeada de nieve por fuera y lujos por dentro. Eso es.

Como punto adicional: la mansión donde viven los McAllister está ubicada en un suburbio al norte de Chicago, y no se ve ni la mitad de grande que se aprecia en la película.

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