Ya se ofendió como por veinte cosas que vio ahí
San Luis Potosí.- Doña Dolores Pérez, señito de 52 años, mejor conocida como doña Doloritas, tuvo una extraña metamorfosis esta mañana luego de que finalmente lograra entrar al Miniso que acaban de abrir en San Luis Potosí.
La señora se convirtió en una millennial vegetariana, posmoderna, deconstruida, desromantizada, con cabello azul, tatuaje de mandala, lentes grandes de pasta, perfume de pachuli, vocabulario transgresor, celular con todas las redes sociales, futuro incierto, libreta de unicornio, tesis por escribir y vida única y detergente.
Esto sucedió a los pocos minutos de haber entrado a la tienda de chucherías de moda, de novedad, que ha causado furor en la comunidad joven de México y del mundo, o sea, la tienda de china llamada Miniso.
“Yo estaba formada porque pensaba que era la fila de las tortillas, qué perro oso, pero ya cuando entré me quedé así de no mames está súper lindo y así, obvio compré varias cosas y morí de ternura con unas pantuflas de gatitos que vi allí, vale la pena mil hacer ahí las compras. Es caro, pero me gustó consentirme a mí misma. Y es bonito. Y está bien”, afirmó la joven, ex señora.
Testigos de la tienda afirman que doña dolores comenzó a desarrugarse y a rejuvenecer de forma repentina; asimismo cambió su forma de hablar y de mirar el mundo, pues, fuera de la tienda, todo le pareció tóxico, ofensivo, denigrante, abusivo, xenófobo, homofóbico, intolerante, irrespetuoso, violento, clasista, racista, malinchista, comunista, modernista, entrevista, lingüista y revista.
Algunos teóricos de conspiración china aseguran que esta metamorfosis no es la primera que ha sucedido en tiendas de Miniso, sino que se trata de un fenómeno cada vez más cotidiano que ocurre cuando un señor o señora se exponen a los fuertes olores de cosas bonitas y cursis que hay en dichas tiendas.
Por fortuna, o acaso por desgracia, doña Doloritas regresó a su estado de señora natural justo al volver a casa y encontrar una pila de trastes sucios que sus hijos (ellos sí, millennials de hueso colorado) se negaron a lavar. En seguida, la señora recuperó sus superpoderes de aventar la chancla, decir “primeramente Dios”, y encontrar cosas con sólo lanzar el conjuro: “y si lo encuentro, ¿qué te hago?”