Justo en el clasismo
San Luis Potosí.- Muchos internautas se han conmovido con la noticia de que un chavo banda es diputado electo por Morena, “¡a huevo!, ¡el barrio ha triunfado!”, exclaman mientras bailan el Chúntaro Style. Otros más casi se han infartado tras enterarse de esto: “¡pero cómo, qué vergüenza, ay qué dirán de nosotros!”, exclamó Javier Duarte desde su residencia vacacional en el Reclusorio Norte.
Por las mismas redes hemos sabido quién es Pedro César Carrizales Becerra, El Mijis, y a qué se ha dedicado durante más de una década (trabajos comunitarios para visibilizar los problemas de los chicos banda, principalmente). Y por esta labor es que su clica le dijo: “¡chingón, Mijis, el barrio te respalda!, ¡eres mi bro!” y lo hizo ganar una candidatura a diputado.
Ahora es momento de hacer equipos de tres y dedicarle unos minutitos de tu valioso y hermoso tiempo para que veas esta entrevista:
Luego, después de analizar, discutir y debatir con tus compas lo que acabas de ver, responde esta simple pregunta: ¿te da confianza el Mijis? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué? Nosotros, mientras tanto, hemos sacado un par de conclusiones:
1. Que aunque luzcan como criminales, no todos los políticos lo son.
2. Que el Mirreiyato también tiene sentimientos: su frío corazón se duele de que un chavo banda sea servidor público.
3. Que un verdadero criminal no necesariamente lleva tatuajes, algunos lucen así:
4. Que a varios gobernadores, diputados, senadores, les hace falta mucho barrio.
5. No todos los que usan tatuajes son hípsters de la Narvarte.
6. Que una entrevista a un chavo banda no necesariamente tiene que ser desde la cárcel.
7. Que no necesitas estudiar en el ITAM o en el ITESO (menos tú, Kumamoto) para negociar con la raza.
8. Que ya queremos ver cuando San Mijis Tadeo se enfrente a la Mafia de los Yunes Jr., Velasco, el Niño Verde, a ver qué cara ponen y cómo los calla.
9. Que ese aristocrático monstruo llamado “clasismo”, con esta noticia, recibió un buen patadón en la entrepierna.
10. Que ya empezó la cuarta transformación bajo la premisa “Becarios sí, sicarios no”.
