Y se quejan de Tlaxcala
Tenochtitlan.- Tras la intensa oleada de calor (aunque los norteños digan lo contrario) que azota a la Ciudad de México, miles de chilangos no han tenido más remedio que invocar al temible dios de la lluvia, Tláloc, a fin de que les dé una refrescadita y la temperatura baje unos cuantos grados centígrados.
Algunos chilangos se congregaron justo en la estación Zócalo (a pocos metros del Templo Mayor) para rogarle a Tláloc que se manifestara con su lluvia, “pero que tampoco se manche, no nos quiera echar granizo ni hacer inundaciones”, explicó José Pérez, vendedor de tortas de tamal.
Habitantes de todas las delegaciones se unieron en cadena de oración para que atraer a la lluvia. Algunos realizaron danzas tradicionales a manera de invocación, tales como “El paso del gigante”, o las clásicas del Grupo Cañaveral (Pipiripipí). Sin embargo, hasta este momento, Tláloc no ha respondido ningún llamado.
Los capitalinos más informados aseguran que el intenso calor de la CDMX se debe a los tlaxcaltecas, quienes han conjurado a sus temibles dioses para que castiguen a la chilangada, quizás como venganza del bullying que los de Tlaxcala sufren al sólo tener una escalera eléctrica, “esa gente de Tlaxcala nunca nos ha querido, por su culpa estamos como estamos”, confesó un tepiteño.
Mientras tanto, se esperan un par de sacrificios para alentar que Tláloc llegue con sus refrescantes lluvias. Los chilangos han prometido ofrendar ante el dio de la lluvia una dote infinita de tortas de tamal, un bufete de quesadillas sin queso y cientos de oraciones en el clásico acentito ñero que caracteriza el habla chilango.