Cuando la marcha de los trenes va lenta…o sea siempre
Ciudad del tururú.- Llega el momento en la vida de todo metronauta en que el dinero es poco y la calentura es mucha. ¿Entonces qué hacer? ¿Culpar al Gobierno? ¿Exigir más lugares de recreación íntima? ¿Manifestarse en el zócalo? Sí, pero hay soluciones más sencillas y que sólo podrían costarte cinco varitos.
Cuando no hay dinero para visitar uno de esos lujosísimos lugares de Tlalpan, debemos tomar en cuenta a la vieja confiable: el metro. Así es, amiguito, aunque la limusina naranja tiene estrictamente prohibido el cachondeo, a muchos les vale diez hectáreas de salchicha y usan los vagones para múltiples finalidades: mercado móvil, foros artísticos (o sea, los payasitos vagoneros), servicio de funerarias y, desde luego, cuarto de hotel movible.
Por todo esto, en El Deforma hemos realizado un intenso trabajo de campo (trabajo de metro) para conocer las diez idílicas ventajas de hacer de los vagones tu lugar ideal para echar pasión. Sólo recuerda que sea consensuado, perro asqueroso. Apúntele bien:
1. Te sientes observado y aumenta la adrenalina
2. Nadie te juzga porque todos están en la misma situación que tú: todos apretujados
3. Sale cien veces más barato que ir al hotel
4. Aprovechas muy bien las dos horas del trayecto
5. Te emocionas cuando la marcha de los trenes va lenta
6. Alguien podría tomarte una foto, subirte a la red y te volverías meme y famoso
7. Si te ven feo, te cambias de vagón y ya
8. Tu pareja puede ser la que el azar y la suerte te den ese día (aplica sólo para los encuentros del último vagón y con CONSENTIMIENTO)
9. El recorrido por la ciudad se convierte en un viaje romántico
10. Haces que el horrible metro de la CDMX no sea tan horrible