Se alinearon los planetas y sucedió el milagro
México.- Juan Gutiérrez, joven de 28 años de edad, había entrado en una severa depresión al saber que no podría comprar absolutamente nada durante este Buen Fin. Y no hablamos de aparatos tecnológicos u otros gustitos que, según la publicidad, deben aprovecharse durante el Buen Fin; sino simplemente nos referimos a que el joven Juan no tenía ni para amanecer mañana, ni pa’l camión, ni para un chicle.
Desde que egresó de su carrera de Diseño Gráfico, se prometió a sí mismo no trabajar en alguna empresa de comida rápida (tal como lo exigen las leyes de su Licenciatura y como es natural entre los diseñadores), así que prefirió el camino tortuoso y azaroso del “freelanceo”.
Una chambita por aquí, otra chambita por allá, que un trabajito de edición de foto, que otro de edición de video, que un amigo le pide el logotipo de su changarro, que su tío le pide el diseño de las invitaciones de su boda… de este modo Juan Gutiérrez logra ser un ejemplar “pobre, pero honrado” y le alcanza para pagar su renta, su comida corrida en la fondita y alguno que otro capricho culposo como unos chocolates de ésos que te ponen metafísico.
Pero todos sabemos, oh lectores que también saben qué es la pobreza y el desempleo, que sólo cuando los planetas se alinean un “freelancero” consigue cobrar lo de una chamba. Y en eso pueden pasar semanas, meses, años… A veces el anhelado pago no llega, a veces es más fácil de que llegue el verdadero amor a que llegue el tan codiciado cheque de honorarios…
Pero esta vez los astros le sonrieron al buen Juan en el Buen Fin: a eso de las once de la mañana, recibió una llamada a su celular donde se le decía: “ya tenemos tu cheque, pasa por él, disculpa la tardanza, ya se nos había olvidado pagarte pero, como no nos dan más varo si no declaramos la lana que nos sobra al cierre del año fiscal, decidimos gestionar tu pago”.
“A ese momento de la vida se le llama felicidad” dijo Juan Gutiérrez mientras besaba al San Juditas que tiene colgado en su cuarto, miraba una mistoriosa rosa blanca, comenzaba a llorar y ponía en el YouTube la de “We are the champions”. Fue hermoso.
Cuando le preguntamos sobre qué trabajo había hecho, respondió: “ya no me acuerdo, eso fue hace como dos años y medio. Y ya no importa. Lo importante es que por fin pagaron y yo podré pagar mis deudas y quizás pedir el menú ejecutivo en la fondita”, concluyó.