Lo que es no tener corazón… o sí
CDMX.- Un hombre mexicano perteneciente al club de Cuates de Provincia y con un bigotito tan fino que ruborizaría al mismísimo Tin Tan, ha provocado un desabasto generalizado en las tiendas de la colorida marca Distroller tras una compra compulsiva de regalitos y novedades con la intención de conquistar a su amada.
“Intenté regalarle un boomerang, pero yo creo que no le gustó porque cada vez que se lo mandaba me lo devolvía”, dijo con un peculiar acento que, al escucharlo, provocaba un incontrolable impulso por armar una carne asada.
El joven, que responde al nombre de Brayan, se enamoró de una tímida chica de la CDMX.
“Supe que era de la CDMX porque cuando la invité a comer quesadillas me preguntó que si con queso o sin queso. En ese momento pensé en huir, pero mi amor es tan fuerte que permite tolerar esos pequeños defectos gastronómicos”, comentó.
Fue de camino a visitarla cuando el Brayan se topó con una de las tiendas Distroller, la cual captó su atención de inmediato por los colores, originalidad y diversión que proyectaba.
“No sabía qué regalarle, así que compré toda la tienda para que eligiera lo que más le gustaba”, manifestó.
La decisión del cuate de provincia seguramente provocará alegría en su crush pero ha resultado devastadora para las niñas que acostumbran acudir a Distroller para surtirse de los novedosos productos de la marca.
Al ver las tiendas vacías, ellas llenaron de lágrimas con glitter el establecimiento, a la espera de que un nuevo pedido llegue para resurtir las tiendas.
Pasaron las semanas y a partir de los recuerdos, anécdotas y conversaciones de Whatsapp de la peculiar pareja, surgió una película donde se comprueba que las apariencias engañan, que los boomerang no son un buen regalo y que el amor es capaz de hacernos pasar grandes locuras, tan grandes como la discusión de si la quesadilla lleva queso o no: