Aún usa boina con estrellita
México.- Todos sabemos que errar es de humanos y herrar es de herreros, por lo que un verdadero acto de humanidad consiste en aceptar cuando metes las pata, disculparte y seguir con tu vida sin que te importe lo que te digan, tú eres así, y así seguirás, nunca cambiarás, nunca cambiarás.
Nos referimos al pequeño tropiezo que acaba de tener Fernández Noroña en Twitter, donde compartió una foto de un mar de gente que según está apoyando a Maduro, pero que resultó ser una manifestación de 2012 en apoyo a Hugo Chávez,
Esta equivocación nos hace ver que todos la regamos de vez en cuando, sin importar qué tan chairo o derechairo seas; pero, sobre todo, nos hace recordar al tío revolucionario y comunista que todos tenemos (siempre hay uno en cada familia), y que era como la oveja negra en su juventud.
Este tío tuvo la rara costumbre de nunca creer en las noticias de la televisión, y ponerse a leer cientos de páginas periodísticas, filosóficas y políticas para comprender la realidad de las cosas. Por lo que entiende un poquito más que la mayoría de tus otros familiares la situación de Venezuela, y, no sabes muy bien por qué, siempre va a defender a Nicolás Maduro. Lo que sí sabes es que su personalidad tiene las siguientes características:
1. Es fan de Silvio Rodríguez, pero “sólo de las viejitas”
2. Aprendió todo sobre marxismo en Marx para principiantes
3. Él ya leía este periódico desde antes de que tú te volvieras chairo
4. De joven iba a ir a Cuba, pero se casó y ya no pudo
5. Comparte imágenes sin corroborar información
6. Pero luego se retracta y acepta sus errores (aunque nunca aceptará que en Venezuela no hay democracia)
7. De niño y adolescente lo admirabas y hasta querías ser como él
8. Fuma mota, pero es homofóbico
9. Brilla por su terquedad
10. Cantaba la de “Bella Ciao” antes de que se volviera a poner de moda
11. Tiene argumentos chidos y sí te viene manejando diversos temas de política, pero igual es medio pesadón, así que mejor ni le haces tanto caso
12. Él te enseñó que el Capitalismo es terrible, pero también te enseñó que la Coca-Cola sabe bien
