Proceso de transformación de un cristiano desde que es alcohólico hasta que encuentra a Dios
No te burles, te podría pasar a ti
El Tenampa.- Según los científicos de la Universidad de la Vida, el peligro más grande que corren las personas que son alcohólicas es el de volverse cristianos en algún momento y comenzar a asediarte con capítulos de la Biblia.
Todos tenemos un amigo que ha vivido o está por vivir esta metamorfosis. Así que ahora te explicaremos cómo fue que tu compa, el más borracho del grupo, consiguió dejar de consumir esa maligna bebida para volverse un ferviente soldado de Jesucristo. Veamos:
1. En tus tiempos preparatorianos te ofrecen una cerveza, lo dudas un instante.
2. Los más experimentados te enseñan un nuevo concepto y estilo de vida: el viernes social.
3. Después pasas al siguiente nivel: te das cuenta que el jueves es “el viernes chiquito”, o sea, que también es socialmente aceptable tomarte una cerveza.
4. ¿Pero qué tiene de malo beber entre semana? Así que comienzas a beber lunes, martes, miércoles…
5. En este momento, descubres que tu palabra favorita es “caguama” con todas sus inflexiones: “caguamear”, “kawasaki”, “las caguas”, etc. Además, combinas tus sesiones etílicas con otras típicas sustancias tropicales y psicotrópicas.
6. Ya en la universidad, eres el anfitrión de las fiestas. Sabes el secreto de las aguas locas y comienzas a practicar el delicado arte de “malcopear” y dormir en las banquetas. Invitas a otros inocentes a unirse a tu secta caguamística, diciéndoles frases motivacionales como: “una no es ninguna”, o “¡chúpale o se dobla!”
7. Al final de la Universidad te percatas de que siempre llegabas a clase crudo o ebrio. Es cuando decides ponerle fin a tu sufrimiento y vas a un grupo de ayuda llamado “Alcohólicos anónimos” donde van los borrachos conocidos de tu colonia.
8. Ahí conoces a un hermano del alma realmente el amigo, quien murió por tus pecados y llora cada vez que destapas con las muelas una cerveza.
9. El grupo de alcohólicos anónimos misteriosamente se convierte en una iglesia de “Pare de sufrir”, en un círculo bíblico o, ya de plano, en una iglesia cristiana.
10. Te aprendes unas cuantas frases llegadores de La Biblia que son más efectivas que cualquier clínica de rehabilitación (testimonio real no fake de un tío).
11. ¡Y pum! Te iluminas de pronto y, por más que se te antoje una cerveza bien muerta, prefieres obedecer a diosito.
12. Regresas con tus amigos que tú hiciste alcohólicos para convencerlos de que ahora se vuelvan cristianos como tú. (Tarde o temprano lo harán).
13. El resultado final es que te etiquetan en memes de alcohólicos que se hicieron cristianos, además de que tu hígado siente una nueva oportunidad para estar sano y tu billetera nunca se queda sin dinero. Ah, por cierto, te vuelves adicto al café y/o al cigarro.