Buenos Aires.- Japoneses, norcoreanos, surcoreanos, no importa, tu tía tiene un sólo nombre para todos ellos: los chinos. Y es que esta vez le tocó al predidente de China, Xi Jinping, ser la víctima de la mofa de los argentinos, a quienes les acaban de quitar su final de futbol soñada por sus pésimo comportamiento a la hora de convivir.
Sin embargo, no podemos juzgar a los hijos de Maradona pues a todos los latinoamericanos nos es muy difícil reconocer a una persona con rasgos asiáticos. Yoko Ono anda caminando como si nada en varias ciudades de America Latina y nadie la reconoce, o a lo mejor sí, pero nadie quiere hacerlo.
La banda de guerra argentina decidió comenzar a tocar (lo que se debe de hacer para recibir a los líderes de otros países) cuando el que bajaba las escalaras del avión no era el presidente chino, sino su secretario, el chalán, quien se apresuraba para avisarle a los anfitriones de Buenos Aires que su patrón se iba tardar un poquito más, ya que se encontraba poniéndose los zapatos y respirando profundamente antes de tener contacto con el primer argentino.
Aquí las ridículas imágenes.
“Es difícil reconocerlos”, fue la justificación de la televisora argentina ante el ridículo mundial de sus compatriotas, cosa que ofendió a los defensores de lo políticamente correcto. Hasta el momento no se sabe si serán castigados como a los aficionados del Boca y el River, pero deberían serlo pues esto que pasó con el presidente chino fue un acto muy violento y racista.
“Me dan pena ajena mis hijos, por eso me vine a México, en donde no se atreverían a cometer cosas tan absurdas como confundir a un chino”, dijo Maradona al enterarse de lo sucedido mientras desayunaba un pan de marihuana espolvoreado con cocaína.
Por su parte, el resto del mundo concluyó: “Les quitan el clásico, se confunden de chino, tienen la iglesia maradoniana: definitivamente Argentina es el mejor país del planeta”.
LOQUITAMENTE REAL
"Ahora para las elecciones en España sí le vamos a atinar", adelataron
INVICTAMENTE REAL
FAMILIARMENTE REAL
COLECTIVAMENTE REAL
El jugador tenía esperanza que de perdida este premio sí lo ganaría por su actuación