Campo del febrero loco.- Como todos sabemos, cada cuatro años, febrero tiene 29 días en lugar de los 28 que por lo regular suele tener, dando un total de 366 días en el año en lugar de los 365.
A esto le llamamos año “bisiesto”, y tiene una razón de ser más allá de las pirámides de los egipcios, del “cero” de los mayas o de los vendedores de calendarios.
Y la explicación es más o menos sencilla: resulta que el movimiento de traslación (el de alrededor del Sol, porque el otro, el de rotación es sobre el propio eje de la Tierra) dura 365 días, que es justo lo que conocemos como “año calendario”, pero como podrán imaginar, no son exactos 365 días, sino que son 365.242190.
Es decir, 365 días y casi un “cuartito” de día por ese “.242190”, pero para términos de redondeo y practicidad, pues se ha cerrado en .245, de ahí que cada cuatro años sea necesario agregar un día para “empajerar” el ciclo, y que no se vaya desfasando hasta llegar al punto donde el pleno invierno haga un calor de los mil diablos… oh, wait.
El punto es que ese día que se agrega cada cuatro años, se le incluye a febrero pasando de 28 a 29 días, y haciendo que la segunda quincena del mes se sienta como un enero más.
¿Qué hay con el 0.079 pedazo de día que hace falta cada cuatro años? Bueno, pues algún día en cinco o siete mil años hará falta agregar otro día que desde aquí sugerimos que se agregue en diciembre como un festejo de doble Navidad. Algo así como el segundo desayuno de los hobbits.
CÍNICAMENTE REAL
"¿Qué es eso de 'mueve los hombritos'?", se quejó la talentosa arista
Ni siquiera entiende la alegría de la gente para esta época
Eso de que "él todo lo ve" ya va cobrando sentido
MADURITAMENTE CIERTO
PITONISAMENTE REAL