La mujer explica que quiso entrar a la tienda, pero el vigilante le marcó el alto en la entrada argumentando que su bolsa de mano era una mochila, por lo tanto no podía ingresar así y fue ahí cuando entró el cincho que le dio tranquilidad a los accionistas del lugar.
De igual manera, la cliente que no dejó de ser observada mientras estaba en el pasillo de las galletas explicó que había otros clientes con mochilas pero a ellos no les pusieron cinchos, lo que nos hace suponer que el guardia de la entrada es psíquico… o discriminador en jefe.
La mujer tomó fotografía de su mochila sellada y de otros clientes con mochilas que entraba como si nada a la tienda, y eso fue lo que la calentó pues la política del lugar no es pareja para todos y parece que solo funciona según el capricho del personal de la tienda.
Este tipo de acciones de la tienda se suma a muchas quejas de ciudadanos que han reportado que otras tiendas hacen con los clientes al momento de entrar. Mucho ojo.