México.- La bonita tradición de tener una enorme familia mexicana, una que casi que no ves, ya sea por parte de la mamá o por parte del papá, un gran pedazo de familia te es completamente ajeno por varios factores, o de plano es muy grande y es imposible conocerlos, o vives en un lugar distinto a donde ellos habitan.
Lo bueno (y lo malo) es que siempre serás tratado como uno más del grupo, ese colectivo de gente con el mismo apellido y nada que los una más que la reunión, la comida y los abuelos, a quienes también ignoran pero igual ahí están presentes, no pueden faltar.
De repente alguien se te acerca y te dice “¿no te acuerdas de mí?, te conocí cuando eras un niño“, y tú así de… ah ok, son eventos que nunca pueden faltar en la boda, los XV años de una prima a la que tampoco conoces, bautizos de niños nacidos de primos con los que jugabas a las strais, en fin, otros lugares donde se reúne gente que supuestamente tendrías que conocer porque son familia.
Así es la vida de la familia mexicana, a ese medio lo conoces, a ese nunca lo habías visto en tu vida y ese otro te cae mal, solo puede haber uno que otro que sí conoces, con el que medianamente te llevas pero que no fue porque tenía mejores cosas que hacer.
Acompáñenme a este desvarío al que algunos llaman trabajo, yo lo llamo esto que se me ocurrió porque mi papá me enseñó la foto de un bebé de un primo que no conozco y esperaba una reacción de mi parte, pero todo lo que le pude dar fue un gesto indefinido entre el horror y el “por favor suélteme señor”.
Míralos, ahí platicando de nada, yo no puedo competir con esa plática, será mejor que me sirva otro plato de tinga para distraerme de esta reunión familiar, eso es lo que se piensa ¿o no, raza?
Sí sí yo también tengo bellos recuerdos de ti, tía, por favor no lo hagas más difícil y ve a molestar a mi hermano(a), yo solo quiero este rico plato de tinga para resistir esta reunión.
Lo peor es que te agarran con la tostada de tinga a medio hacer y no puedes hacerlo porque debes verlos a los ojos y afirmar aunque no estén diciendo nada. Tan lejos de la tinga, tan cerca de Estados Unidos.
Sabes que la tinga va a estar deliciosa, sabes que la vas a gozar en el momento en que tengas esas hebras de deliciosa tinga de res en tu boca, pero también sabes que todo lo demás va a estar horrible. ¿Te arriesgarías?
Ya cuando finalmente obtuviste toda tinga que necesitabas y piensas esperar al pastel y cafecito, es momento de escuchar pasivamente la anécdota chismosona de los familiares que no fueron, por qué no fueron y por qué supuestamente no fueron según los chismes.
Será mejor que abraces a esa mujer que te da un poco de miedo, porque seguramente la receta de la tinga es su creación, así que besa a esa mujer, ¡bésala!
El jugador tenía esperanza que de perdida este premio sí lo ganaría por su actuación
ENTERNECEDORAMENTE REAL
GIGANTEMENTE CIERTO
NO ES FAN DE SU RELACIÓN PERO CIERTO
FALLOS DE COMUNICACIÓN PERO CIERTO
CRUDAMENTE REAL