Increíble pero cierto

A Krusty le gusta esto: crean zapatos enormes para ‘distanciamiento social’

Zapatos grandes para problemas grandes

Pabellón del Callo.- Seguramente han notado que la gente se ha relajado estos días con la sana distancia, ¿no?, bueno, pues un zapatero rumano también lo notó y por eso ha creado unos zapatos con punta muy larga para obligar a las personas a mantenerse separadas.

¿Harto de la gente que se te pega en la fila? Estos zapatos son para ti

Grigore Lup es un zapatero que preocupado porque la gente ya está dejando de lado la sana distancia entre ellos, fabricó unos zapatos de 50 centímetros de largo, que por principio de las leyes de la física, evitará que un inconsciente invada tu espacio personal manteniendo así la distancia mínima requerida entre dos personas.

“Se puede ver en la calle, la gente no respeta las reglas de distanciamiento social. Fui al mercado a comprar semillas para mi jardín. No había mucha gente allí pero seguían acercándose cada vez más”, narró Grigore al momento de justificar su podóloga creación (oigan, hablando de podólogas, ¿alguien sabe qué paso por Lavolpe?

En fin, el par de zapatos con estas dimensiones cuesta poco más de 100 euros pero te garantiza que nadie se te acercará en el supermercado, ni te acarrearán en el Oxxo cuando estés poniendo tu saldito de $20 pesos al cel.

Los zapatos son el equivalente a que fueran del número 70, es decir, casi tan grandes como los que usaban las hermanastras de Cenicienta, y ha sido tanta su rama en el transilvano país que le han llovido pedidos desde que dio a conocer su creación.

Aquí viene la parte que agradará a los veganos: para hacer un par de zapatos de este tipo se requiere casi un metro cuadrado de cuero y se requieren al menos dos días para elaborarlos.

Creo que el inventor de este artilugio no se puso a pensar en los contras de que la gente use zapatos grandes, pero lo recordamos sutilmente en el siguiente video:

Y bueno, para que te quites el olor a patas, guáchate a Natti Natasha bañándose en bikini en una cascada…

 

 

Adolfo Santino