México.- Mónica Díaz, joven de 23 años y recién egresada de la carrera de Administración, se comunicó esta mañana con su terapeuta para implorarle que repitieran la sesión, pues olvidó un pequeño, pero importante detalle: comunicar en su Twitter, Instagram y Facebook que se encontraba en terapia.
Según datos del INEGI, los jóvenes que no presumen en sus redes sociales lo que realizan día con día sienten un terrible vacío en su existencia, algo así como el vacío que hay en una bolsa de papas fritas.
Cuando no presumen nada en redes sociales, esto les produce severas crisis de ansiedad y depresión. De hecho, han existido casos donde los jóvenes cancelan sus vacaciones al descubrir que no hicieron un “check-in” en Facebook, o cancelan su enfermedad cuando no se toman fotos enfermos y las suben a Instagram. Incluso cancelan su desamor si no comparten memes sads o canciones de Juanga.
En consecuencia, Mónica exigió que su terapeuta le repitiera la sesión, pues parte de su ritual de terapia consiste en avisar en Instagram cuando se encamina a tomar su sesión semanal; después, durante la terapia, la Moni tuitea las cosas más relevantes de la sesión; y finalmente, al acabar la terapia lanza un Tweet al estilo de “amiga, date cuenta”, “y ahí es donde tengo más éxito, porque todos me favean”, dijo emocionada la paciente.
Por su parte, Ramón Gómez, el terapeuta que la atiende, comentó que, en efecto, la Moni necesitaba una sesión extra, pues es de suma importancia que ella notifique en redes sociales su progreso en la terapia, debido a que esto garantiza que los psicólogos tengan más clientes en el futuro.
“Y, recuerden, amigos, si no presumen en su Twitter que vienen a terapia, no les va a servir de nada, hasta la próxima”, concluyó el psicólogo.
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