Conservatorio.- Después de prepararse por casi 10 años en el estudio de música clásica , justo en el departamento de guitarra acústica, los estudiantes de último año en composición dieron su último recital en el recinto que los vio formarse.
Poco sabrían que este evento se convertiría en una catástrofe que truncaría sus destinos para siempre.
Fuentes cercanas al recital confesaron que los asistentes dormían tranquilamente (como hasta ahora se ha acostumbrado), mientras los músicos interpretaban sus piezas uno por uno hasta complementar los 30 alumnos de esa generación. Repentinamente, al terminar una obra de Leo Brouwer, se escuchó un aplauso, seguido de otros tres, y los once asistentes presentes comenzaron a despertar sin saber qué sucedía.
Entonces, el público empezó a aplaudir al unísono, y como los guitarristas no sabían qué responder (ya que nunca habían escuchado tal estruendo), comenzaron a tocar sin parar, siguiendo el famoso dicho de Vicente Fernández: “mientras ustedes no dejen de aplaudir, nosotros no dejaremos de tocar”.
Nuevos reportes nos avisan que el recital continúa a pesar de que uno de los estudiantes murió de hambre. Mientras tanto, la gente no sabe cómo salir del recinto por pena a que los músicos se ofendan.
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FUE UN PLACER CONOCERTE PERO CIERTO
¿POR QUÉ HABRÁ SIDO? PERO CIERTO
INSUFRIBLEMENTE REAL
SERVICIALMENTE REAL