Averno Decembrino.- Autoridades del inframundo han confirmado la existencia de un lugar muy especial en el infierno reservado exclusivamente para las personas que regalan cosas que a ellos mismos les dieron, práctica considerada más grave que cualquiera de los pecados capitales.
De acuerdo con el recién actualizado Manual de Pecados Decembrinos, este círculo se encuentra justo entre “el que regaló una taza con chocolates rancios” y “el que puso tope de $300 y llevó algo de $120”, y está destinado a individuos que llegaron al intercambio con una bolsa claramente reciclada de un regalo de la Navidad pasada.
“El pecado no es reciclar, es hacerlo sin pudor y con moño”, explicó un demonio que venía llegando del círculo de los perezosos.
Los condenados en esta sección están obligados a recibir eternamente regalos que ya habían dado antes: suéteres talla extra grande, botellas abiertas “porque ya no tomo”, libros de autoayuda y agendas de años pasados, todo mientras escuchan a alguien decir con voz de ultratumba: “La vi y me acordé mucho de ti”.
El castigo se agrava si el objeto regalado fue recibido en el mismo intercambio del año anterior o, peor aún, si se trata de calcetines de reno que nadie en su sano juicio se atrevería a usar.
Finalmente, se aclaró que quienes incurran en esta falta grave podrían ser trasladados al Purgatorio únicamente si junto al regalo entregaron el recibo, dando la remota posibilidad de regresarlo a la tienda y obtener algo de crédito para comprar algo que sí sirva.
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