Cancha del Attention Wh*re.- El basquetbolista LeBron James está siendo demandado por al menos un fan que compró boletos carísimos para los partidos de los Lakers pensando que el jugador se iba a retirar.
Hace unas horas, LeBron publicó en sus redes sociales que se venía una “segunda decisión”, aludiendo a aquella “primera decisión” cuando decidió salir huyendo de Cleveland para irse a montar al Heat de Miami, lo que dio pie a la especulación de que anunciaría su retiro luego de 23 años de carrera (10 años más de lo que jugó Jordan, aunque no tiene ni la mitad de logros que Su Majestad).
La “noticia” hizo que los boletos para los juegos de su equipo subieran de precio, especialmente el último partido de los Lakers contra los Cavs, el cual supuestamente sería la “despedida” de LeBron tras décadas de estar generando números por acumulación, pero sin logros de verdad.
Fue así, que un seguidor del equipo compró uno de esos boletos en más de 850 dólares, pero en cuanto se reveló la “segunda decisión” —que no fue otra cosa que un lamentable comercial de vinos—, los precios cayeron a niveles normales. El fan decidió entonces demandar al jugador, no tanto por su pobre actuación actoral o por mezclar vino elegante con refresco de cola, sino por el daño patrimonial causado por su evidente necesidad de atención.
La demanda se basa en el hecho de que el basquetbolista engañó a todo mundo con su supuesto retiro, lo que infló el costo de los boletos, y ahora ya no valen ni la décima parte de lo que pagó por ellos. Una situación en la que, seguramente, están muchas personas que bien podrían sumarse a una demanda colectiva.
El comercial ha provocado un tifón de reacciones, todas criticando y denostando a LeBron por lo ávido que está de atención en su ocaso, tanto que tiene que jugar con su propio retiro para impulsar una ridícula campaña mercadológica (que, según los comentarios, ni siquiera está funcionando).
"¡Ahora para ustedes soy 'Dua Guadalupe'!"
Un cazatalentos lo descubrió mientras veía el juego
Son los mismos que acaparan las palomeras del cine
YA LE LLEGÓ EL CHISMESITO PERO CIERTO
MILAGROSAMENTE REAL