Taller con póster pa’l frío.- El dueño de un Bugatti reveló que en la agencia le querían cobrar 250 mil pesos por arreglar un simple botón, pero su mecánico se lo terminó solucionando por una cheve.
Estos autos deportivos tienen fama por su lujo y su ingeniería extrema, lo que los convierte en unos de los más caros del mundo. Y sí: eso también aplica al seguro y a cada mínima reparación.
El Bugatti Veyron es un prodigio técnico con motor W16 de 8.0 litros y cuatro turbos, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de tres segundos… lo cual solo sirve para llegar más rápido a los baches, topes o al semáforo en rojo.
Eso fue exactamente lo que le pasó a Carl Hartley, comerciante de autos de lujo en el Reino Unido, quien tenía uno de estos vehículos con una falla en el botón de los retrovisores. En la agencia le cobraban 9,500 libras esterlinas (más de medio millón de pesos mexicanos) por repararlo, ya que según ellos había que desmontar la puerta completa y usar piezas “exclusivas”.
Cansado del atraco, Hartley decidió llevarlo con el mecánico del pueblo para una “segunda opinión”. La sorpresa fue que el buen hombre lo arregló con una pieza idéntica de un Volkswagen, que costaba apenas dos libras, y remató con la broma de: “Nomás me debes una cerveza”.
La compostura tardó apenas 25 minutos, dejando el lujoso vehículo totalmente funcional y confirmando lo que todos sospechamos: que en las agencias son más ratas que mecánicos, y que su famosa amenaza de “si lo llevas a otro lado pierdes la garantía” no sirve absolutamente para nada.
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