Increíble pero cierto

Hay talento: latina se hace rica en Estados Unidos quitando los piojos de los millonarios

Y te los quita sin quemarte el cabello

Piojolandía.- Una mujer latinoamericana se fue a Estados Unidos a poner un negocio para quitar piojos y ha encontrado una “mina de oro” con dicha actividad.

Eliana Edith Ortega es el nombre de la ecuatoriana que tras haber pasado penurias en su país de origen, decidió probar suerte en la ciudad de Nueva York, y luego de entrar a muchos oficios, encontró su lugar en el mundo quitándole piojos a los millonarios de Manhattan.

“Cuando llegué aquí, me estrellé. Pensé que había más oportunidades y, al no saber hablar inglés y no tener conexiones, le entré a todo. Fui cajera, mesera, limpiar baños, casas, oficinas, repartir pizzas, repartir volantes para pequeños negocios y no me alcanzaba el dinero”, explica Eliana, quien además es madre soltera.

Así, un día aplicó a un trabajo en donde buscaban personal que se dedicara a la extracción de piojos y liendres, y fue ahí donde aprendió el negocio de pediculosis humana, para luego abrir su propia Academia que la ha hecho millonaria.

Quién diría que hay dinero en los piojos

“Tú y yo, hasta el presidente de los Estados Unidos puede contagiarse piojos, y los piojos buscan personas con el cabello limpio. Este es el hábitat perfecto”, es el lema de su negocio que en una de esas es hasta mejor que el de “Better Call Saul”.

“Ahí descubrí que esto realmente es un imperio. Es una mina de oro. Es como les digo a mis estudiantes, ustedes no saben lo que tienen en sus manos, la industria de la pediculosis humana no está explotada como se debería”, agrega Eliana quien no dudamos que un día tenga un documental en Netflix  o de pérdida, en Telemundo.

Eliana además de tener una exitosa academia en donde cobra de 800 a 1000 dólares por “sacar piojos”, tiene convenio con varios colegios de La Gran Manzana y da pláticas sobre el cuidado del cabello para evitar precisamente que se instalen liendres ahí.

Y por si te lo perdiste: un vato llevó muschashonas a un club familiar y ya sabrán la indignación que causó.

Adolfo Santino