Fortín de Chapultepec.- El Emperador Maximiliano de Habsburgo es uno de los personajes que la SEP nos ha dicho que fue un villano de nuestra historia, y pues hay que creerles, ¿no?
¿Pero, quién fue realmente el austríaco? (ahora que estamos con lo del penacho, Austria, Cortés y demás cosas esenciales); pues fue el Segundo Emperador de México, quien llegó a nuestro país para tratar de poner orden por las constantes pugnas civiles, y quien estuvo al frente del Imperio Mexicano (¿a poco no se escucha más perrón?) de 1864 a 1867.
“Pero comía niños y era malo porque era güerito”, dirá un chairo estudioso.
Pues no, fue alguien que terminó por adorar la tierra que lo nombró emperador, y que impulsó diversas leyes en favor de los mexicanos, en especial de las clases desprotegidas como los indígenas; además que aprendió a hablar náhuatl.
Maximiliano contrató al maestro Faustino Chimalpocatl para ser su mentor de náhuatl, debido al amor que le tuvo a la cultura mexica, e incluso muchos decretos imperiales los mandó a hacer en ambas lenguas para promover la lengua indígena. Cabe mencionar que también sabía hablar alemán, inglés, francés, italiano, húngaro, polaco, rumano y checo. Como adulto estudió inglés y portugués.
De igual manera, Maximiliano ordenó la cancelación de las deudas de los peones en las haciendas, estableció una junta protectora de clases desprotegidas, promovió la libertad de todas las religiones, inició la red ferroviaria del país, expandió las líneas del telégrafo, mandó a construir el Paseo de la Emperatriz (después cambiado a Paseo de la Reforma), prohibió el trabajo infantil, estableció la jornada máxima de trabajo y fue el primero en intentar rescatar el pasado prehispánico del país. Además de ser el que mandó hacer la pintura de Miguel Hidalgo
que todos conocemos.“Pero además de aprender náhuatl, defender a los indígenas, prohibir el trabajo infantil, imponer la jornada máxima de trabajo, construir el Paseo de la Emperatriz, apoyar a los peones y construir trenes, ¿qué es lo que Maximiliano ha hecho por nosotros?”, preguntó un chairo.
A manera de colofón que será del agrado de los chairos versátiles en el otomí: Benito Juárez intentó vender / entregar a Estados Unidos territorio mexicano en al menos 4 ocasiones. Digo, para que sepamos todo.
Y porque misteriosamente los chairos aquí sí pedirán fuentes y pruebas, hay muchos libros que narran todo esto, en especial “Noticias del Imperio” y “La roca y el ensueño”, de Fernando del Paso y Catón, respectivamente. Entre muchos otros.
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