Increíble pero cierto

La historia de la fan obsesionada con Robert Pattinson que acampó afuera de su casa

A lo mejor a ti ya te la aplicaron y tú ni en cuenta

Castillo con poca luz.- El actor Robert Pattinson contó la vez en la que una fan estaba obsesionada con él así que salió con ella y fue la cita más aburrida… para ella, y así logró que lo dejara en paz para siempre.

Este tipo de situaciones lamentablemente se dan muy común entre los artistas y famosos, quienes deben lidiar con seguidores obsesionados con ellos, y muchas veces, invaden su privacidad. Y aunque en un momento dado, este tipo de situaciones pueden configurar un delito, hay otros famosos que deciden lidiar con esos problemas personalmente, como lo hizo Pattinson, quien a pesar de la saga de Crepúsculo es muy buen actor, y quien crea lo contrario, que vea “El Faro” y lo que se nos viene con la nueva Batman.

Pattinson sí que sabe terminar relaciones tóxicas

La confesión fue hecha por Pattinson hace algún tiempo en el show de David Letterman, y en ella dijo que la chica incluso acampaba afuera de su domicilio y ya llevaba varias semanas así, hasta que decidió salir con ella para que no le volvieran a quedar ganas.

“Un día estaba aburrido de manera crónica, así que le dije a la chica afuera de mi casa ‘Ey, ¿quieres salir conmigo?’, evidentemente dijo que sí, así que la lleve a cenar”.

Una vez en la cena, el histrión se puso en modo insoportable de manera que ni por ser quien era, la chica se la pasaría bien:

“Me quejaba de todo, así duré durante 2 horas siendo negativo sobre cualquier plática que surgiera. Cuando llegó la cuenta le dije en tono molesto ‘Ahora supongo que quieres que pague por la cena, ¿no?’, y así nunca la volví a ver afuera de mi departamento”, narró el Charlie Sheen vampiresco.

Si bien esta situación ocurrió en el 2009, la confesión de Pattinson fue reciente y ahora ha comenzado a hacerse viral, sobre todo por aquello del consejo gratis.

Hablando de actitudes sanas: una mujer hizo una boda falsa para darle celos a su ex y aquel ni por enterado se dio.

Adolfo Santino