Increíble pero cierto

Ah, pero querías viajar: Un turista se quedó atorado 7 meses por querer visitar Machu Picchu

Hasta le agarró gustó al sabor de paloma

Reino Palomo.- Un turista quedó atrapado en Perú debido a las ganas que tenía de visitar la icónica ciudad perdida de Machu Picchu a pesar de la pandemia.

Esas son ganas de ser turista…

Resulta que el sujeto llegó al país andino para visitar una de las nuevas maravillas del mundo justo al comienzo de la contingencia mundial, impidiendo así que su sueño se cumpliera, pero él decidió que en ese viaje visitaría la ciudad sí o sí, con lo que pasó la cuarentena completita en Perú esperando el momento en que pudiera entrar al dominio de los incas.

Jesse Katayama es el nombre del turista japonés, quien después de 7 meses de confinamiento en un país que no es el suyo y donde ya le agarraron gusto al sabor de paloma, logró ser el primer visitante del lugar tras el cierre del mismo por la contingencia.

“Ha venido a Perú con el sueño de entrar. Así que el ciudadano japonés ha entrado junto al jefe del parque para por fin poder regresar a su país”, confirmó el primer ministro de cultura de Perú.

Jesse publicó en sus redes sociales un mensaje en el que se decía feliz por esta experiencia de vida que concluyó con la vista de la mítica ciudad:

“Agradezco a toda la gente de Perú. Pensé que ya no podría entrar, pero mucha gente le pidió al gobierno que me dejara entrar, así que me permitieron ir de manera super especial. Gracias, gente de Perú, son muy amables”, escribió Jesse antes de regresar al reino de Godzilla.

Lo anterior no significa que el parque ya esté abierto, pues esto sucederá hasta mediados de noviembre, pero sólo a un 30% de capacidad por el riesgo de la pandemia (es decir, unas 200 personas en lugar de las 675 permitidas por día), el cual parece que no existe en los tianguis que han seguido abiertos en todo latino América de manera normal.

Y por si les salió hambre con aquello de las palomas al adobo, un sujeto chocó su auto por evitar que se le cayera su elote.
Adolfo Santino