México.- La super estrella de Hollywood y actriz favorita de los ñoños, Emma Watson, decidió abandonar su mansión en Londres para responder al llamado de la Navidad, viajar miles de kilómetros hasta México, y atender a quien realmente la necesitaba.
En plena cena navideña, un joven de 37 años que todavía pone en sus descripciones que es Gryffindor, se veía decaído a pesar de tener un plato lleno de sus romeritos favoritos. Su tía llegó para consolarlo con distintas preguntas para animarlo.
“Mijo, ¿y la novia?”, preguntó mientras se escuchaban dos relámpagos en el cielo. Fue entonces que este joven elevó una plegaria al cielo pidiendo que por favor algo pasara para terminar con ese infierno.
Fue entonces que el timbre sonó, y cuando decimos timbre queremos decir el chihuahua llamado Toby ladró y ladró a la puerta, hasta que alguien, en medio de la gritería familiar, se dio cuenta que había alguien en la puerta.
Un gigantesco suspenso invadió la casa. Al abrir la puerta, el primo al que mandaron a atender al invitado dijo: “es la novia de Ramón”. Ramón se levantó de un brinco y atendió a su invitada. Era la mismísima Emma Watson, quien aprendió español en el vuelo a México. “Perdón por llegar tarde, traje los refrescos”.
Emma Watson, altruista del espíritu navideño
Todos celebraron la llegada de la estrella de cine, a pesar de que solo el 3% de los ahí presenten sabían quién era. “¿Es la Britney?” dijo la mamá de Ramón, feliz pero confundida de saber que su hijo había podido conquistar a tremendo partido.
“Gracias a todos por invitarme, pero más gracias a ti Ramón, por ser tan lindo”, pronunció la protagonista de “Mujercitas”, mientras se alejaba de Ramón cuando él intentaba darle un beso en los labios.
Todo gracias al poder de Emma Watson por sentir compasión de los menos privilegiados. Gracias, Emma.
"Si así se ponen por unos bollos, no quiero ni pensar cuando instalemos Taco Bell…
DESESPERADAMENTE REAL
COLONIZADORAMENTE CIERTO
Además de cena en casa ajena, conocerán a las sobrinas del patrón
Lo usaron de medio de transporte hasta el valle que la nieve cubrió
"¿Cómo vas, ma'? ¿Ya hay buñuelos?", preguntó un chavo todavía en pijama