Peñón del Opulento.- Plutarco Calles, hombre de clase media quien toda su vida trabajaba desde muy temprano para cumplirle al gobierno en el pago de sus impuestos, ha logrado poner un negocio que ha hecho de él, un hombre adinerado, cosa que nunca quiso hacer, pues constantemente escuchaba que ‘el dinero no da la felicidad’.
“Ahora que cago dinero, he comprobado que era más feliz antes cuando chiquiteaba las cubas para que me rindieran más”, reveló Plutarco mientras salía de un expendio de vinos.
Como lastimosamente se pudo cerciorar el joven, el tener dinero no otorga felicidad,
pues estar viajando por Europa sin la adrenalina de subirse a los trenes sin haber pagado el ticket, quita gran parte de la felicidad que una persona adquiere en los viajes trasAtlánticos.Un sentimiento de vacío ha invadido al nuevo rico, sensación que no se ha quitado ni al comprar almohadas de plumas ni ponerle recubrimientos de caoba en su casa, comprobando a la mala, que en efecto, el dinero no ha logrado satisfacerlo por completo.
‘Siento que hasta mi esposa era más cariñosa cuando no tenía tarjeta de crédito y no podía irse todo el día a comprar ropa de la temporada otoño / invierno en su camioneta nueva. Ahora tengo que invitar a cenar a mi secretaría a restaurantes lujosos para olvidar”, dijo plañideramente el desafortunado hombre.
En caso de que se siga enriqueciendo, pregonará a los 4 vientos lo malo que es el dinero sobre todo cuando ésta viene acompañada de mortificaciones sobre cuál marca de auto nuevo es mejor comprar.
"Si así se ponen por unos bollos, no quiero ni pensar cuando instalemos Taco Bell…
DESESPERADAMENTE REAL
COLONIZADORAMENTE CIERTO
Además de cena en casa ajena, conocerán a las sobrinas del patrón
Lo usaron de medio de transporte hasta el valle que la nieve cubrió
"¿Cómo vas, ma'? ¿Ya hay buñuelos?", preguntó un chavo todavía en pijama