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Ciclo de vida de un porro: Desde que lo abandona su papá hasta que se vuelve amigo de vigilancia UNAM

El porro que nadie se quiere fumar

La máxima casa de estudios.- Dicen que las personas más difíciles de amar son las que más lo necesitan, pero aunque los porros de la UNAM lo necesiten mucho, dudo que alguien (ni siquiera su madre porque al parecer no la tienen) los quiera amar de verdad.

Es irónico que los “estudiantes” que más usan el jersey con el escudo de su escuela sean los “alumnos” más detestables de la institución. Puedes preguntarle a cualquier alumno (con amor paternal) su opinión respecto a los porros estudiantiles y verás que estos fósiles son los que manchan a la universidad que más rechaza jóvenes que sí tienen ganas de estudiar.

Fósiles del CCH Naucalpan.

Sin embargo, ignorar a este tipo de personas no es lo más conveniente, pues se pueden enojar mucho por tu indiferencia y te pueden lastimar y darte de patadas en la cabeza. Lo mejor es tratar de comprenderlos, pues son animales salvajes que si nos sabes de ellos seguro te tomarán por sorpresa y te asaltarán. Y tenemos que estar al tiro.

Es por eso que aquí te dejamos una breve cronología del porro que nadie se quiere fumar:

1. Su papá va por los cigarros

“Ahorita vengo, voy por unos cigarros”, fue lo que escuchó el pequeño Kevin Daniel cuando vio por última vez a su papá. A partir de entonces, el futuro porro de CCH, comienza a tomar una actitud rebelde, una actitud de resentimiento que no puede controlar y entonces se la dirige a sí mismo, buscando llamar la atención en cualquier momento, sin importar el bienestar de otros ni mucho menos el suyo.

Kevin llorando cuando lo dejó su papá

2. Por algún error en el sistema, entra al CCH

Después de realizar el examen Comipems por cuarta ocasión con base en el reconocido método del “tin marín dedo pingüé” ycon el San Judas de metro y medio a un lado para la buena suerte, Kevin logra entrar a un CCH, porque su admirable tío (el drogadicto que no estudió pero que le va a los Pumas) le repitió hasta el cansancio que su obligación era entrar a la UNAM o que si no ya no le conseguiría más marihuana.

Aquí una foto del tío con un jersey de la prepa 5 aunque nunca terminó la secundaria.

3. El primer contacto con una banda de porros

Tras llevar una semana en el bachillerato puma, una morra, ni muy guapa ni muy fea, le pregunta al Kev: “¿Te gustaría unirte a una banda de amigos?”. Y como a Daniel nunca le habían dirigido la palabra, mucho menos una mujer, y ya que le ha costado mucho trabajo establecer relaciones con los estudiantes que sí entran a clases, acepta la invitación. A partir de entonces se cambiará el nombre de Facebook a Kevin el Bandalo

(.sic), y entre paréntesis: KeVandalo. 

Los primero amigos de Daniel en la CCH.

4. La última clase de su vida

La maestra de matemáticas hace quedar en ridículo al Kev frente a todo el salón porque no se sabe la tabla del 7. Él, ya siendo todo un porro, no dice nada y se limita a salir del salón con los puños cerrados y el pulgar adentro. Después de este momento tan incómodo se promete no respetar jamás a los alumnos con promedio mayor a 7.5 y comienza a talonearlos en cada esquina de la escuela. 

Aquí se ve al Kev molestando a sus compañeros de primer semestre, los cuales nunca volvió a ver.

5. La primera quema del Burro

Después de varias pedas con Tonayan’s y agua de horchata, es hora de ir a la primera quema del Burro. Entre empujones, palos, piedras y bombas molotov, Kevin el Bandalo se da cuenta de que no está solo, de que en el mundo hay muchos resentidos sociales sin ningún talento ni habilidades justo como él, y (como Alex DeLarge pero escuchando reguetón) se sintió vivo y feliz ante tanta violencia sin razón.

6. El primer asalto a un transporte público

No pasa ni una semana después de la primera quema del burro cuando los porros primerizos cometen su primer atraco a cualquier camión

que los deje cerca del partido de fútbol americano más esperado por ellos: Pumas de CU contra Águilas Blancas IPN.

Después de quitarles el celular a los pasajeros y sacarlos del camión, someten y roban al chofer, quien muy asustado comienza a manejar mientras todos los vándalos van cantando las mismas porras de siempre que ellos no inventaron.

7. Amistad con la seguridad de la UNAM

Después de varios años de fósil y crimen estudiantil, llega el gran día: los porros ya pueden cobrar por ser porros. Kevin el Bandalo es presentado ante Teófilo Licona, jefe de la vigilancia UNAM, quien le propone varios proyectos para su trabajo, entre ellos acosar y agredir a chairos que pelean por sus derechos.

 Ahora que ya sabes como nace y qué hace un porro, entiendes que siempre es mejor no mirarlo a los ojos, pero estar al tanto de sus movimientos pues no querrás salir lastimado, ya que no hay autoridades que los detengan.

Yisus

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