España.- Un grupo de oftalmólogos realizará un examen de fondo de ojo a un joven de cincuenta años quien desde hace mucho tiempo no sabe distinguir entre besos y raíces, ni tampoco sabe distinguir lo complicado de lo simple.
Este joven que presenta cuadros depresivos ha preocupado a la comunidad científica, pues tiene la costumbre de hacer resbalar su blanca esperma por la espina dorsal y pensar que las palabras pueden ser avispas.
“Al principio, creímos que estaba bajo los efectos de algún psicotrópico, pero cuando persistieron las molestias, descubrimos que es algo más grave”, opinó un oftalmólogo.
Aún no saben qué encontrarán al interior del globo ocular de esta persona, pero es probable que el paciente sufra de fotopsias (luces que se ven en la periferia del ojo), pues él mismo habla de una “chispa adecuada” cada vez que se queja amargamente de la vida.
“Yo creí que la gente más tonta del mundo era la que no sabía distinguir entre un doctor y un médico, hasta que conocí a esta persona que no sabe distinguir entre besos y raíces“, explicó un doctor… digo, un médico.
La extraña enfermedad del individuo ha traído fuertes consecuencias en su vida, “a veces no me quiere dar un beso cuando me saluda y me da una raíz”, dijo su tía. “La otra vez dibujó un árbol y, en lugar de raíces, le puso besos”, confesó su otra tía.
Se espera que, una vez que analicen la retina de este joven, encuentren respuestas para poderlo curar. Por otro lado, los mismos oftalmólogos recomiendan que dicho paciente visite a un especialista en problemas de la garganta pues “su voz es muy forzada, parece que lo están asfixiando”, dijo el doctor.
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