Atangana, Ciudad de México.- 4 de noviembre, los fanáticos llegaron a formarse horas antes de que el WTC siquiera abriera, un sentimiento de esperanza los mantenía unidos. Un héroe que sólo habíamos conocido de niños nos visitaba y el mundo enloqueció.
José Fernando Emilio Nepomuceno Olvera Sierra, mejor conocido como “Fher de Maná“, volvió a su tierra natal para compartirnos anécdotas sobre sus acercamientos a la lucha libre. Recordemos que Fercho tomó un retiro musical para acercarse a dos de sus más grandes pasiones: la lucha libre y las mangas para brazos que estuvieron de moda en ningún momento.
Nuestro equipo en Inspección Olfativa de Talco y Harina de El Deforma platicó con el afamado vocalista y ahora luchador, ese carismático enigma que cantaba “Oye mi amor”, éxito que aún suena en pedas ocasionales.
F: “Ser la voz de una generación no era suficiente. Muchos creen que la vida en el cuadrilátero es tan dura, y no te digo que no, pero no se compara a otros obstáculos que la vida me ha puesto. Siempre ha sido más fácil llegar al sol que a su corazón”.
Fher traía su brazo en cabestrillo, resultado de una trifulca por no recibir el premio a Mejor Artista del año en Los 40 Principales.
F: Elegir uno está fuera de mi alcance. My life, my rules. Cada época, del rock subversivo al K-Pop, me ha traído grandes memorias. Fher de Maná no sólo es un nombre, es un concepto. Uno que me une con todos y que sólo se detiene con los límites de mi lenguaje y pensamiento.
¿Tú puedes elegir vivir sin aire? ¿Podrías vivir sin agua? ¿Podrías vivir sin ella? No hay, no existe.
Nada está escrito en este mundo, hoy vivo con una lesión en el brazo. Pero no es el fin para mi. Sea en Wrestlemania, en una lucha de escaleras, o en el Auditorio Nacional, Fher de Maná tiene tanto para dar.
“Poesía en movimiento” es el nombre de una de mis llaves favoritas, legado del “Cigarros” García y de Yerba Yeresca, dos de los mejores luchadores que han podido pisar esta tierra bendita y santa que nos rodea. También es el nombre de mi nuevo disco, uno que regresa a mis orígenes con un poco de todo lo que he vivido. No se lo pierdan.
Quiero mandar un gran saludo a toda esa razita que la sigue cotorreando.
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