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Le dedicamos esta oda a los miles de voluntarios que han puesto su granito de arena

Para todos los que ayudan a levantar a México

 

De repente un terremoto

nos removió por completo,

el país hoy sigue inquieto,

pero no ha quedado roto.

Entre las personas noto

que ninguna ayuda es chica

y, cuando se multiplica,

el desastre disminuye;

México no se destruye:

su gente lo fortifica.

Cierto que hay demolición,

edificios devastados,

miles de damnificados

y mucha preocupación.

Pero hay más de una razón

para seguir adelante;

cuando el apoyo es constante

la fuerza entre todos crece

y México no perece

mientras que su pueblo aguante.

Hacemos lo que se debe

cuando la tierra trepida:

luchamos por cada vida

y el corazón se conmueve.

Otra vez en diecinueve

un gran desastre se implanta,

y aunque el suelo nos espanta

cuando por dentro revienta,

México no se fragmenta

pues su gente lo levanta.

Cuando existe adversidad

en la nación mexicana,

el valor que nos hermana

es la solidaridad.

Una inmensa voluntad

en cada persona viene,

y aunque la tierra resuene,

truene, se rompa y retumbe,

en México no hay derrumbe

pues su pueblo lo sostiene.

Ya no puede caber duda:

que el país se recupera,

mientras el pueblo coopera

y todo sirve de ayuda.

Por eso, aunque se sacuda

la tierra terriblemente,

hay la fuerza suficiente

para ganar la batalla,

México no se desmaya

porque lo cuida su gente.

Cuando la tierra palpita,

palpitan los corazones,

todos somos eslabones

de una cadena infinita.

En cada persona habita

una interminable llama

como luz que se derrama,

y de esta forma se ve

que México sigue en pie

porque su gente lo ama.

AUTOR: @lufloro

Lui

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