Playa Betún.- Si hay algo que todos realizamos en los cumpleaños, es soplar las velitas del pastel luego de “haber pedido un deseo”, cosa que aparentemente está mal.
“¿Quién dice que ‘está mal’?”, preguntará agresivamente alguno de ustedes, pues eso es lo que vamos a explicar, sobrino. Tranquilo, échate un snickers.
Desde el momento en el que asociamos pedir un deseo con soplar el fuego de las velas, ya estamos hablando de algo que podrían entrar en el campo del esoterismo o el Feng Shui,
que es muy diferente al Chop Suey, según dicen.Y es justo en esta corriente filosófica/tántrica/charlatana donde se indica que apagar las velas es incorrecto, ya que el fuego nos representa como individuos.
Es decir, si pedimos un deseo a la luz de la vela, y luego la soplamos, estamos “apagando esa conexión que tenemos con nosotros mismos”. En otras palabras, estamos cortando la energía para que el deseo se materialice, o como dicen las morras whitexicans: para “decretar” las cosas.
Lo correcto según el Feng Shui sería dejar que la vela se extinga por si sola mientras cortamos las rebanadas de pastel, las cuales quedarían aderezadas con un sabroso sabor a cera, pero eso sí, con lo que pedimos bien “vivo” y por realizarse.
Ya que andamos con temas tántricos, pues lo que se sugiere a la hora de pedir deseos no es tanto cosas para tener o para que sucedan eventos, sino para alejar de nuestra vida cosas como pobreza, tristeza, enfermedad, energías negativas, envidias, aficionados del América o cobradores de Coppel.
Habrá que ver qué dice el Feng Shui sobre soplar uñas recién pintadas…
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